La Higuera
/ 2 marzo, 2013 / Arboles BíblicosEs un árbol muy común en las tierras bíblicas desde tiempos remotos (Dt 8,8); se
cree que era originario del sudoeste de Asia.
Puede crecer como un arbusto en terreno rocoso y áspero, o tomar la forma de árbol en terreno fértil y alcanzar una altura de 6 a 9 m.
Está ampliamente difundido por toda Palestina y es una de las pocas plantas silvestres que se encuentra en todo el país.
La fruta cónica o casi esférica cuelga de la rama por su extremo más delgado. La Higuera es la primera planta mencionada por su nombre en la Biblia (Gn 3,7) y está entre las últimas (Ap 6,13). En Palestina el árbol da fruto 2 veces por año: en junio y en agosto o septiembre. Los higos de junio o «primeros frutos» (Os 9,10; «brevas» en BJ) crecen en las ramas viejas y se consideran un bocado especial. La cosecha de agosto aparece en las ramas nuevas, y a menudo es desecada al sol y moldeada en tortas o colgadas de hilos para su consumo en invierno. Se consideraba que los higos tenían valor medicinal, y se usaban en forma de tortas como cataplasmas para forúnculos o erupciones de la piel (2 Re 20,7).
Sentarse bajo su parra y su Higuera era un símbolo de prosperidad (1 Re 4,25; Mi 4,4; Zac 3,10). En la primavera, la fruta aparece antes de las hojas. Una de las parábolas más llamativas de Jesús se refiere a la higuera estéril que aparentaba tener frutos, pero que no los tenía (Mc 11,12-14. 20).
Por cuanto los higos y las uvas eran tan importantes en la agricultura judía, los profetas, al llamar a conversión, advertían al pueblo que las viñas y las higueras serían destruidas. Cuando señalaban la prosperidad por la obediencia, prometían una cosecha abundante de las 2 especies (Is 36,16; Jl 1,7; Am 4,9).
La Higuera como árbol parabólico
A veces la higuera se compara con aquellos que, estando en la Iglesia, viven un divorcio entre fe y vida, pareciéndose a la Higuera que tiene muchas hojas (mucha apariencia) pero ningún fruto…
Dice san Ambrosio:
También este árbol es el único que produce los frutos desde luego en vez de flores y los frutos primeros caen para dar lugar a los segundos, aunque quedan algunos, muy raros, de los primeros, que no caen. El primer pueblo de la sinagoga cayó como fruto inútil para que saliera el nuevo pueblo de la Iglesia, como de la savia de la antigua religión. Los primeros tallos que brotaron de Israel, como naturaleza vigorosa, bajo la sombra de la ley y de la cruz, en el seno de una y otra, tomando vida de su savia vivificadora (como los higos que maduran primero), aventajaron a todos los demás por la gracia de sus bellos frutos, de los que se dice ( Mt 19,28): “Os sentaréis sobre doce tronos”. Algunos, sin embargo, creen que esta higuera no es figura de la sinagoga, sino de la malicia y la iniquidad, pero su interpretación se diferencia de la anterior únicamente en que se toma el género por la especie.»