Viernes XXXIV Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
/ 28 noviembre, 2017 / Tiempo OrdinarioLecturas
Aparte de las homilías, podrá ver comentarios de los padres de la Iglesia desglosados por versículos de aquellos textos que tengan enlaces disponibles, sobre todo de los Evangelios.
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Dn 7, 2-14: Vi venir una especie de hombre entre las nubes del cielo
Dn 3, 75. 76. 77. 78. 79. 80. 81: Montes y cumbres: bendecid al Señor
Lc 21, 29-33: Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que esta cerca el Reino de Dios
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
Manuel Garrido Bonaño
Año Litúrgico Patrístico
?Daniel 7,2-14: Vi venir una especie de hombre entre las nubes del cielo. Las cuatro bestias simbolizan cuatro reinos o colectividades nacionales que se oponen al reino de los santos. Se anuncia el fin próximo de los grandes imperios terrestres, el último de los cuales, en particular, somete a una cruel tiranía al pueblo elegido, y se suscita la confianza de un Reino de Dios próximo, gracias a la misericordia de un Hijo del Hombre y del pueblo de los santos. Cristo se apropió de este título de «Hijo del Hombre» en su predicación, y aludió a su final aparición solemne en las nubes del cielo (Mt 16, 27; 24,10; 26,64; Mc 13,26; Lc 21,27; Ap 1,7; 14,14).
?Seguimos con el cántico de los tres jóvenes, de Daniel 3: Montes y cumbres, cuanto germina en la tierra, manantiales, mares y ríos, cetáceos y peces, aves del cielo, fieras y ganados... bendecid al Señor. Evoquemos cuanto se ha dicho sobre la alabanza divina y acción de gracias, y vivamos lo que describe Casiano:
«Cuando el alma recuerda los beneficios que antaño recibió de Dios y considera aquellas gracias de que le colma en el presente, cuando dirige su mirada hacia el porvenir sobre la infinita recompensa que prepara el Señor a quienes le aman, le da gracias en medio de indecibles transportes de alegría» (Colaciones 9).
?Lucas 21,29-33: Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. La caída de Jerusalén fue un gran impulso providencial de Dios a su Iglesia, porque le ha obligado a abrirse decididamente a las naciones y a establecer un culto espiritual, liberado del particularismo del templo. Cada etapa de la evangelización del mundo, vinculada a cada etapa de la humanidad, es también un jalón en la historia de salvación que se consumará en la venida final de Cristo.
Cada conversión del corazón, mediante la cual el hombre se abre más y más a la acción del Espíritu del Resucitado, es una nueva manifestación de la venida de Cristo. Cada asamblea eucarística, reunida precisamente hasta que vuelva con pleno poder el Hijo del Hombre sobre la nube, es el jalón por excelencia de ese acontecimiento. Hemos de conocer los signos de los tiempos, como se conoce por los brotes de la higuera y de los árboles que la primavera está cerca.