Miércoles XXXIV Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
/ 28 noviembre, 2017 / Tiempo OrdinarioLecturas
Aparte de las homilías, podrá ver comentarios de los padres de la Iglesia desglosados por versículos de aquellos textos que tengan enlaces disponibles, sobre todo de los Evangelios.
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Dn 5, 1-6. 13-14. 16-17. 23-28: Aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo
Dn 3, 62. 63. 64. 65. 66. 67: Sol y luna: bendecid al Señor
Lc 21, 12-19: Todos os odiarán por causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
Manuel Garrido Bonaño
Año Litúrgico Patrístico
?Daniel 5,1-6.13-14.16-17.23-28: Aparecieron unos dedos de mano escribiendo en el muro. El banquete de Baltasar le ofrece a Daniel una nueva oportunidad de mostrar su sabiduría, al descifrar la inscripción. El relato intenta convencer a los judíos y a nosotros de que los acontecimientos de la historia de los hombres son otros tantos eslabones, encadenados entre sí, que aceleran la llegada del fin. Existe, por tanto, una estrecha conexión entre la historia de los hombres y el designio de la salvación de Dios. La religión de los adivinos de Baltasar es incapaz de conocer el sentido y la finalidad de la historia, porque el dios que ellos adoran es caduco, no existe. Nadie puede competir con Dios, ni en ciencia ni en poder, y, sobre todo, nadie puede impunemente ofenderlo con actos sacrílegos.
?Sigue como canto responsorial Daniel 3, es decir, la alabanza a Dios de los tres jóvenes en el horno: «Sol y luna bendecid al Señor. Astros del cielo, lluvia y rocío, vientos todos, fuego y calor, fríos y heladas... bendecid al Señor». Él es digno de nuestras aclamaciones por las innumerables maravillas que ha realizado en la historia de la salvación, en nuestra historia presente, en nuestra propia alma, con infinita misericordia. Por eso merece toda nuestra correspondencia en el amor.
?Lucas 21,12-19: Todos os odiarán por causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. En las persecuciones que sufrimos, de tal modo se cumplen las palabras de Cristo, que aquellas no destruyen nuestra esperanza, sino que la confirman.
El final de los tiempos vendrá precedido de una persecución violenta contra los discípulos de Jesús. Pero éstos recibirán del mismo Cristo una forma de expresarse y una sabiduría tales, que serán capaces de resistir hasta el martirio. Con su perseverancia salvarán sus almas. Comenta San Agustín:
«El que nos creó nos dio garantías aun sobre nuestros propios cabellos. Si Dios cuenta nuestros cabellos, ¡cuánto más contará nuestras costumbres! Ved que Dios no desprecia ni siquiera vuestras cosas más insignificantes. Si las despreciara, no las crearía. En efecto, Él creó nuestros cabellos, que tiene contados... ¿Por qué, pues, temes a un hombre, tú, hombre que te hallas en el seno de Dios? Procura no salir de tal seno. Cualquier cosa que sufras allí dentro te servirá de salvación, no de perdición» (Sermón 62,15).