Sábado XXVIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
/ 15 octubre, 2017 / Tiempo OrdinarioLecturas
Aparte de las homilías, podrá ver comentarios de los padres de la Iglesia desglosados por versículos de aquellos textos que tengan enlaces disponibles, sobre todo de los Evangelios.
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Rm 4, 13. 16-18: Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza
Sal 104, 6-7. 8-9. 42-43: El Señor se acuerda de su alianza eternamente
Lc 12, 8-12: El Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
Manuel Garrido Bonaño
Año Litúrgico Patrístico
?Romanos 4,13-16.18: Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza. La promesa hecha a Abrahán fue por su fe. Por eso llegó a convertirse en padre de muchas naciones, es decir, de todos los cristianos, tanto procedentes del judaísmo, cuanto de la gentilidad. La Ley no se dio hasta varios siglos más tarde. Dice San Juan Crisóstomo:
«Abrahán creyó y esperó contra toda esperanza; esto es, contra toda esperanza humana, puso en Dios su esperanza, y ésta todo lo puede y todo lo vence» (Libro IV sobre los que se escandalizan).
Y en otro lugar: «Si deseamos tener bien radicada la fe, es necesario que sea puro nuestro modo de vivir: éste mantiene el espíritu que da toda la fuerza a la fe. Verdaderamente, es imposible que no vaciles en la fe si tu vida es impura. No hay duda de los que hablan de la fatalidad, burlándose, y no creen a las saludables palabras acerca de la resurrección, se precipitan en este abismo de incredulidad por su mala conducta y depravadas costumbres» (Sermón 6 sobre el terremoto, 16).
?El Salmo 104 nos ayuda a decir: «Él se acuerda de su alianza eternamente. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo, hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios. Él gobierna toda la tierra... Se acuerda de la palabra dada, por mil generaciones, de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac... Porque se acordaba de la palabra sagrada dada a su siervo Abrahán, sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo». Todo esto nos atañe también a nosotros. Somos los herederos de las promesas hechas a Abrahán... somos descendientes suyos por la fe. «Si sois de Cristo, sois descendientes de Abrahán según la promesa» (Gal 3,29).
?Lucas 12,8-12: El Espíritu Santo os enseñará lo que tenéis que decir. Hemos de proclamar con plena confianza nuestra fe ante quienes nos acusan. No tenemos por qué temer a nadie, pues el mismo Espíritu Santo nos enseñará lo que tenemos que decir. Así ha sucedido siempre en la Iglesia, como nos lo muestra la historia de las persecuciones en todos los tiempos. Él nos ilumina y no debemos eclipsar esa luz con nuestro amor propio, con la autosuficiencia, con la vanidad y el orgullo, sino que debemos, con toda humildad y sencillez, esperar el momento de la gracia de Dios en nuestras almas que, ciertamente, llegará con todo su esplendor. Oigamos a San Agustín:
«Con todo, tengo que deciros, hermanos míos, lo siguiente: quienquiera que seas, comienza a vivir cristianamente, y mira si no te lo echan en cara, precisamente aquellos cristianos que solo lo son de nombre, pero no cristianos por su vida y costumbres. Nadie se da cuenta de ello, sino quien ha tenido que experimentarlo. Así, pues, fíjate, considera lo que oyes. ¿Quieres vivir como cristiano? ¿Quieres seguir los pasos de tu Señor? Se te echa en cara eso mismo, comienzas a avergonzarte y te echas atrás. Has perdido el camino... Si quieres caminar por el camino del Señor, pon tu esperanza en Dios, incluso en presencia de los hombres, es decir, no te avergüences de tu esperanza» (Comentario al Salmo 30,11,7).