Sábado XV Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
/ 17 julio, 2017 / Tiempo OrdinarioLecturas
Aparte de las homilías, podrá ver comentarios de los padres de la Iglesia desglosados por versículos de aquellos textos que tengan enlaces disponibles, sobre todo de los Evangelios.
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Ex 12, 37-42: Noche en que el Señor sacó a Israel de Egipto
Sal 135, 1. 23. 24; 10. 12: Dad gracias al Señor, porque es bueno
Mt 12, 14-21: Les mandó que no lo descubrieran, para que se cumpliera lo que dijo el profeta
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
Manuel Garrido Bonaño
Año Litúrgico Patrístico
–Éxodo 12, 37-42: La noche en que el Señor sacó a Israel de Egipto. Esa noche se convirtió en una noche de vela, de acción de gracias por los beneficios recibidos. De ahí el sentido grande que para el cristiano tiene la gran Vigilia Pascual: Paso de Cristo de la muerte a la resurrección, paso seguido por todos los cristianos, pues todos lo somos en la muerte y resurrección del Señor.
El recuerdo de la salida de Egipto alienta toda la historia de Israel con una gran esperanza. Lo que Dios ha puesto en marcha, al reunir una masa tan grande de israelitas en el momento de la salida de Egipto, puede llevarlo a cabo hasta su meta definitiva, haciendo surgir un gran pueblo del pequeño renuevo del exilio.
Dios ha «velado» por su pueblo, en una noche famosa, la del éxodo, como una madre al lado de sus hijos enfermos. La fiesta de Pascua, en la que se prescribe así una manera de compartir el cuidado de Dios por el futuro de su pueblo. Esto se realiza, debe realizarse, con mayor razón y motivos sobrenaturales en los cristianos.
–El Salmo 135 es como un eco de la lectura anterior: «dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia». Es el Gran Hallel o Gran Alabanza y se cantaba en la Pascua, porque en él se conmemoraba la salida y liberación de la cautividad de Egipto.
En él se nos muestra el amor misericordioso de Dios, la clave de toda la creación, de toda la historia del pueblo de Dios en el que entramos también nosotros. La bondad de Dios es la razón de ser de todo lo que Él ha obrado. Todo parte de la inagotable bondad misericordiosa de Dios. En esa bondad toma aliento el universo y la historia sagrada. En esa bondad todo vive y se ilumina.
Casiano dice que alabamos al Señor cuando proclamamos sus maravillas. Entonces la alabanza sale del fervor de la contemplación y manifiesta la grandeza, el poder de Dios.
–Mateo 12,14-21: Se dibuja en el horizonte la Pasión por obra de la conspiración de los fariseos. Pero Cristo sigue su misión evangelizadora curando a los enfermos, pero no quiere que se divulgue. San Mateo ve el oráculo de Isaías (42,1-4) en la discreción con que Jesús rodea sus curaciones y milagros. La intención primera era sin duda rechazar las manifestaciones populares en las que el entusiasmo ahogaría la fe. Se ve que desde el principio los cristianos contemplan a Cristo como el verdadero Siervo de Yahvé y así fue considerado en la predicación apostólica y de la primitiva comunidad cristiana. Para San Mateo es Jesús el Siervo que anuncia la justicia a las naciones y cuyo nombres es su esperanza (Mt 12,18-21; Is 42,1-4). En este mismo sentido se expresa San Juan Crisóstomo:
«Todo es humildad, compasión, misericordia. No quiere destruir, sino edificar y reparar; no apagar el rescoldo que ha quedado, sino hacer que prenda allí de nuevo el fuego de su amor. Vino, en una palabra, a renovar, robustecer y vivificar» (Homilía 40,2,sobre San Mateo).
José Aldazabal
Enséñame tus Caminos
1. Éxodo 12,37-42
a) El relato de la salida de los israelitas de Egipto es muy breve. Será mucho más detenido el episodio del Mar Rojo.
Los números que se citan aquí son, ciertamente, exagerados, para poner aún más de relieve el poder de Dios que los liberó de la esclavitud. Con el tiempo, los relatos referentes a los orígenes de un pueblo se van adornando de detalles más épicos. Así se subraya más la intervención prodigiosa de Dios. Además de los mismos judíos, se dice que otros muchos -extranjeros, o emigrantes, o incluso egipcios descontentos de la situación- les acompañaron en la salida.
Fue noche de vela para Dios: «noche en que veló el Señor para sacarlos de Egipto». Y, a la vez, «noche de vela para los israelitas por todas las generaciones». No nos extraña que el pueblo judío siga celebrando esta noche en vela, año tras año, porque Dios estuvo despierto aquella primera vez e inició con brazo poderoso la historia de la liberación de su pueblo.
Ellos nunca se cansarán de cantar: «Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia... sacó a Israel de aquel país... dividió en dos partes el mar Rojo...».
b) Vale la pena que, con renovada motivación, continuemos cantando el estribillo del salmo de hoy: «porque es eterna su misericordia».
En Cristo Jesús, sucedió la gran «noche de vela» de Dios, resucitándole de entre los muertos. Por eso, cada año, la comunidad cristiana, en la Vigilia Pascual, se reúne y vela en honor de Dios y de su Resucitado. «Porque es eterna su misericordia».
Nos llenamos de alegría al cantar el pregón de aquella noche, hablando de la Pascua de Cristo:
«Porque estas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Esta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo...
Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte
Cristo asciende victorioso del abismo...
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo...!»
2. Mateo 12,14-21
a) La respuesta de Jesús sobre el sábado, que leíamos ayer, no les gustó nada a los fariseos, que «planearon el modo de acabar con él».
Jesús, aunque intentaba no provocarles innecesariamente, siguió con su libertad y entereza. Ahora bien, este estilo era el que anunciaba Isaías hablando del Siervo de Dios y que ahora Mateo afirma que se cumple a la perfección en Jesús: anuncia el derecho, pero no grita ni vocea por las calles. Tiene un modo de actuar lleno de misericordia: la caña cascada no la quiebra, el pábilo vacilante no lo apaga. Ayer decía aquello de «misericordia quiero y no sacrificios». El es el que mejor lo cumpla can su manera de tratar a las personas.
b) Los que nos llamamos seguidores de Jesús tenemos aquí un espejo en donde mirarnos, o un examen para comprobar si hemos aprendido o no las principales lecciones de nuestro Maestro:
- tenemos que anunciar el derecho, es decir, hacer que llegue el mensaje de Cristo a las personas y a los grupos;
- pero no debemos imponer, sino proponer; no vocear y gritar, coaccionando, sino anunciar motivando, respetando la situación de cada persona en medio de este mundo secularizado y pluralista;
- cuando vemos una caña cascada o un pábilo vacilante, o sea, una persona que ha fallado, o que está pasando momentos difíciles y hasta dramáticos por sus dudas o problemas, la consigna de Jesús es que le ayudemos a no quebrarse del todo, a no apagarse; que le echemos una mano, no para hundirla más, sino para levantarla y darle una nueva oportunidad.
Es lo que continuamente hacia Jesús con los pecadores y los débiles y los que sufrían: con la mujer pecadora, con el hijo pródigo, con Pedro, con el buen ladrón. Es lo que tendríamos que hacer nosotros, si somos buenos seguidores suyos.
«Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia» (salmo I)
«La caña cascada no la quebrará» (evangelio).