Sábado XIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
/ 29 junio, 2021 / Tiempo OrdinarioLecturas
Aparte de las homilías, podrá ver comentarios de los padres de la Iglesia desglosados por versículos de aquellos textos que tengan enlaces disponibles.
Gn 27, 1-5. 15-29: Jacob echó la zancadilla a Esaú y le quitó su bendición
Sal 134, 1-2. 3-4. 5-6: Alabad al Señor, porque es bueno
Mt 9, 14-17: ¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos?
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
Manuel Garrido Bonaño
Año Litúrgico Patrístico
Semana X-XVIII del Tiempo Ordinario. , Vol. 5, Fundación Gratis Date, Pamplona, 2001
–Génesis 27,1-5.15-29: Animado por su madre Rebeca Jacob arrebata a Esaú, su hermano primogénito, la bendición de su anciano padre. Los designios de Dios proceden por simple elección y no dependen de las obras, sino de Aquél que llama (Rom 9,11-13). Comenta San Gregorio Magno:
«En efecto, el círculo de sus preceptos unas veces está arriba y otras abajo, porque a los más perfectos se les anuncia espiritualmente, a los débiles se les aplica conforme a la letra, y lo que los pequeñuelos entienden a la letra, los varones doctos lo subliman mediante la inteligencia espiritual. Porque, ¿quién de los pequeños no se deleita leyendo la sagrada historia de Esaú y Jacob, cuando el uno sale a cazar para ser bendecido, y el otro, mediante la suplantación hecha por la madre, recibe la bendición del padre? (Gén 27). Historia, en la que, ciñéndose a una inteligencia poco sutil, parece que Jacob no arrebató fraudulentamente la bendición del primogénito, sino que la recibió como debida a él, puesto que, con el consentimiento de su hermano, habíala comprado, dándole en pago el alimento. Pero, no obstante, si alguno, pensando más profundamente, quisiera examinar la conducta de cada uno de ellos, mediante los secretos de la alegoría, en seguida se eleva desde la historia al misterio» (Homilía 1 sobre Ezequiel).
–Con el Salmo 134 proclamamos: «alabad al Señor, porque es bueno». El oficio de alabar a Dios de todo corazón y con todas las fuerzas del espíritu, corresponde de modo especial al cristiano, que ha sido escogido por Dios con una especialísima elección, como dice San Pedro (1 Pe 2,9-10). Pero la fe cristiana nos dice mucho más aún: Dios omnipotente y misericordioso se ha hecho visible en Cristo: verdadero Dios y verdadero hombre, semejante a nosotros menos en el pecado (Heb 4,15-16). La alabanza del piadoso israelita es por la elección de Jacob: «Alabad al Señor, porque es bueno; tañed para su nombre, que es amable. Porque Él se escogió a Jacob, a Israel en posesión suya».
–Mateo 9, 14-17: El tiempo de la presencia del mensajero del Reino sobre este mundo, similar a una fiesta nupcial, es un tiempo de alegría, del que queda excluido el ayuno. Pero, allá, en el horizonte, se perfila la tragedia final. El Esposo será arrebatado. Entonces vendrá el ayuno. Renovación impuesta por Cristo. Dice San Juan Crisóstomo:
«Antes se había llamado el Señor a sí mismo médico y ahora se da el nombre de Esposo: nombres ambos con que se nos revelan inefables misterios. Y a fe que podía haberles respondido mucho más ásperamente. Podía, por ejemplo, haberles dicho: No sois vosotros quiénes para poner esas leyes. Porque, ¿de qué vale el ayuno, si el alma está chorreando maldad?... Lo primero que debierais hacer era arrojar de vosotros toda vanagloria y practicar luego las virtudes de la caridad, la mansedumbre y el amor al prójimo. Pero, realmente, nada de esto les dice, sino que con toda modestia les replica: «no pueden ayunar los hijos de la cámara nupcial mientras esté con ellos el esposo».
«Lo que el Señor quiere decir con esto es: el tiempo presente es de alegría y regocijo. No vengáis, pues, con estas cosas tristes. Y, en verdad, cosa triste es el ayuno, no por su naturaleza, sino por la disposición aun demasiado flaca de quienes lo practican. Porque para quienes quieren de verdad vivir santamente, no hay cosa más dulce y apetecible... Mas no sólo por este medio cierra el Señor la boca a sus enemigos, sino también con lo que seguidamente dice: Días vendrán en que les será arrebatado el esposo... Con estas palabras les hace ver el Señor que, si sus discípulos no ayunaban, no era por glotonería, sino por una admirable disposición suya. Pero ya anticipa aquí Jesús un anuncio sobre su pasión...» (Homilía 30,3-4, sobre San Mateo).
Esta frase del Señor motivó en los primeros años del cristianismo el ayuno del viernes y sábado santos, con lo cual se preparaban para la celebración de la Pascua del Señor. Esos pocos días se fueron luego ampliando, hasta llegar en el siglo IV a la Cuaresma.