Sábado X Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
/ 11 junio, 2017 / Tiempo OrdinarioLecturas
Aparte de las homilías, podrá ver comentarios de los padres de la Iglesia desglosados por versículos de aquellos textos que tengan enlaces disponibles, sobre todo de los Evangelios.
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2 Cor 5, 14-21: Al que no había pecado, Dios le hizo expiar nuestros pecados
Sal 102, 1-2. 3-4. 8-9. 11-12: El Señor es compasivo y misericordioso
Mt 5, 33-37: Yo os digo que no juréis en absoluto
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
Manuel Garrido Bonaño
Año Litúrgico Patrístico
–2 Corintios 5, 14-21: Al que no había pecado Dios le hizo expiar nuestros pecados. «Nos apremia el amor de Cristo, que murió para salvarnos a todos y nos reconcilió con Dios». San Gregorio Nacianceno explica estas palabras de San Pablo:
«Jesús, que desde el principio acogió a los pecadores, deja el suyo, para ir de un lugar a otro (Mt 19,1). ¿Con qué fin? No sólo para ganar mayor número de hombres para el amor de Dios, frecuentando su trato, sino también, a mi parecer, para santificar un mayor número de lugares. Para el judío se hizo judío, para ganar a los judíos; para ganar a los que estaban bajo la ley, se sujetó a la ley, con los débiles se hizo débil, a fin de salvar a los débiles, se hizo todo a todos para ganarlos a todos (1 Cor 9,19-23).
«¿Por qué digo a todos, mientras Pablo dice a algunos, hablando de sí mismo? Porque yo pienso que el Salvador ha sufrido más. En efecto, no sólo se hizo judío, no sólo aceptó los nombres más absurdos e injuriosos, sino también, y es más absurdo, Él se hizo pecado (2 Cor 5,21). Ciertamente Él no lo es (Gál 2,17), pero recibió el nombre. ¿Cómo podría Él ser pecado el que nos libra del pecado (Rom 6,18-22)? ¿Y como será maldición el que nos rescató de la maldición de la ley (Gál 3,13)? Pero Él llega hasta eso para hacernos ver qué es la humildad y mostrarnos la medida de esa humildad que nos ha merecido la exaltación (Lc 14,11). Como hemos dicho llega a pecado y desciende al nivel de todos, echa el anzuelo a todos para sacar el pez del fondo del mar, el que nada entre las olas agitadas y salobres de la vida del hombre» (Sermón 37,1).
–Con el Salmo 102 proclamamos: «el Señor es compasivo y misericordioso». El amor de Dios eclipsa a su majestad de juez. El Dios infinitamente grande se inclina como un padre sobre aquellos que se convierten a Él. Cristo es la manifestación visible de la invisible bondad de Dios, como dice San Pablo en la Carta a Tito (3,4-7). Allí encontramos la mejor definición que podría encontrarse de Cristo. Comenta San Agustín:
«No nos ha tratado en conformidad con nuestras obras. En efecto, somos hijos. ¿Cómo lo probamos? El Hijo único, para no seguir siendo único, murió por nosotros. No quiso ser único, quien murió siendo único. A muchos hizo hijos de Dios el Hijo único de Dios. Con su sangre compró hermanos; siendo Él reprobado los aprobó, vendido los rescató, ultrajado los honró, muerto los vivificó» (Sermón 131,5).