Viernes IX Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
/ 9 junio, 2017 / Tiempo OrdinarioLecturas
Aparte de las homilías, podrá ver comentarios de los padres de la Iglesia desglosados por versículos de aquellos textos que tengan enlaces disponibles, sobre todo de los Evangelios.
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Tb 11, 5-17: Si antes me castigaste, Señor, ahora me has salvado y puedo ver a mi hijo
Sal 145, 1-2. 6b-7. 8-9a. 9bc-10: Alaba, alma mía, al Señor
Mc 12, 35-37: ¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
Manuel Garrido Bonaño
Año Litúrgico Patrístico
–Tobías 11,5-17: Si antes me castigaste, ahora me has salvado y puedo ver a mi hijo. Regresa el hijo de Tobías con su esposa. Sanación del padre. Acción de gracias. El hombre justo, que vive siempre alabando a Dios, proclama que es el Señor quien castiga y quien salva, y permanece en una continua acción de gracias. Escribe Casiano:
«Cuando el alma recuerda los beneficios que antaño recibió de Dios, y considera aquellas gracias de que la colma en el presente, o cuando dirige su mirada al porvenir, sobre la infinita recompensa que prepara el Señor a quienes le aman, le da gracias en medio de transportes de alegría» (Colaciones 9).
Y San León Magno:
«El cielo y la tierra, el mar y todo cuanto hay en ellos, nos hablan de la bondad y omnipotencia del que los ha creado, y la admirable belleza de los elementos puestos a nuestro servicio exige de la criatura racional el justo tributo de la acción de gracias» (Sermón 44,1).
En la Santa Misa es donde se da a Dios por sus beneficios una acción de gracias de valor infinito y que a Él le complace.
–Sentimos diariamente el cuidado amoroso de Dios en nuestra vida. Esto despierta nuestra alma a una inefable alabanza, que ahora hacemos con el Salmo 145: «Alaba, alma mía, al Señor; alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista. Él mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza los que se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos. Sustenta al huérfano y a la viuda, y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad».
–Marcos 12,35-37: ¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David? Si Cristo está sentado a la derecha del Padre, eso significa que es divino, de la misma naturaleza del Padre. Y Cristo, en efecto, es Hijo de Dios, pues David en el Salmo 109 lo llama «su Señor». San León Magno dice:
El Verbo divino, «aunque hizo suya nuestra misma debilidad, no por esto se hizo partícipe de nuestros pecados. Tomó la condición de esclavo, pero libre de la malicia del pecado, ennobleciendo nuestra humanidad sin mermar su divinidad, porque aquel anonadamiento suyo fue una dignación de su misericordia, no una falta de poder. Por tanto, el mismo que, permaneciendo en su condición divina, hizo al hombre, es el mismo que se hace hombre, tomando la condición de esclavo» (Carta 28, 3-4).