Martes VII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
/ 21 febrero, 2017 / Tiempo OrdinarioLecturas
Aparte de las homilías, podrá ver comentarios de los padres de la Iglesia desglosados por versículos de aquellos textos que tengan enlaces disponibles, sobre todo de los Evangelios.
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Si 2, 1-13: Prepárate para las pruebas
Sal 36, 2-4. 18-19. 27-28. 39-40: Encomienda tu camino al Señor, y él actuará
Mc 9, 30-37: El Hijo del hombre va a ser entregado. Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
Manuel Garrido Bonaño
Año Litúrgico Patrístico
–Eclesiástico 2,1-13: Prepárate para las pruebas. En el momento de la tentación es necesario ante todo desconfiar de uno mismo y confiar en el Señor, pidiendo y esperando su misericordia. Comenta San Agustín.
«La paciencia no parece necesaria para las situaciones prósperas, sino para las adversas. Nadie soporta pacientemente lo que le agrada. Por el contrario, siempre que toleramos, que soportamos algo con paciencia, se trata de algo duro y amargo; por eso no es la felicidad, sino la infelicidad lo que necesita la paciencia» (Sermón 359, A, 2).
Y San Ignacio de Antioquía:
«Mantente firme como un yunque golpeado por el martillo. A un gran atleta corresponde vencer a pesar de los golpes. Sobre todo soportándolos por Dios, para que Él también nos soporte» (Carta a San Policarpo).
–Con el Salmo 36 proclamamos: «Encomienda tu camino al Señor, y Él actuará. Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y practica la lealtad; sea el Señor tu delicia, y Él te dará lo que pide tu corazón. El Señor vela por los días de los buenos, y su herencia durará siempre; no se agostarán en tiempo de sequía, en tiempo de hambre se saciarán. Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás una casa; porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles. Los inicuos son exterminados, la estirpe de los malvados se extinguirá. El Señor es quien salva a los justos. Él es su alcázar en el peligro. El Señor los protege y los libra, los libra de los malvados y los salva, porque se acogen a Él»
–Marcos 9,29-36: El Hijo del Hombre va a ser entregado y lo matarán. Quien quiera ser el primero, que sea el último. Jesús llega a Cafarnaúm, y después de anunciar su Pasión por segunda vez, enseña a sus discípulos que el servicio a los demás es la única grandeza verdadera. Ese servicio, además, ha de ser especialmente solícito con los pobres, con los menores, con los niños.
Por eso, en la comunidad cristiana el puesto de mayor honor es el de mayor servicio a los demás. Mantener en ella puestos honoríficos, basados en clases sociales, riquezas o cargos, daña directamente el corazón mismo de la comunidad. Como enseña San Gregorio Magno, nada agrada a Dios si no va hecho con humildad:
«Aun las buenas acciones carecen de valor cuando no están sazonadas por la virtud de la humildad. Las más grandes, practicadas con soberbia, en vez de ensalzar, rebajan. El que acopia virtudes sin humildad, arroja polvo al viento, y donde parece que obra provechosamente, allí incurre en la más lastimosa ceguera. Por tanto, hermanos míos, mantened en todas vuestras obras la humildad» (Homilía sobre los Evangelios 7).
Lo mismo dice Casiano:
«Nadie puede alcanzar la santidad si no es a través de una verdadera humildad» (Instituciones 12,23).
Es el camino andado por Cristo, el que mismo que siguió la Virgen María y por el que han marchado los santos.