Domingo XIII Tiempo Ordinario (C) – Homilías
/ 12 junio, 2016 / Tiempo OrdinarioLecturas
Aparte de las homilías, podrá ver comentarios de los padres de la Iglesia desglosados por versículos de aquellos textos que tengan enlaces disponibles, sobre todo de los Evangelios.
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1 R 19, 16b. 19-21: Eliseo se levantó y marcho tras Elías
Sal 15, 1b-2a y 5. 7-8. 9-10. 11: Tú, Señor, eres el lote de mi heredad
Ga 5, 1. 13-18: Vuestra vocación es la libertad
Lc 9, 51-62: Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adonde vayas
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
Julio Alonso Ampuero
Meditaciones Bíblicas sobre el Año Litúrgico: No se negocia
Jesús llama a seguirle. Pero seguir a Cristo implica la vida entera, no sólo algunos momentos o algunas zonas de nuestra existencia. Lo que el profeta no podía exigir (primera lectura), por ser un hombre, Cristo sí puede por ser el Hijo de Dios. Más aún, no hay otra manera de seguir a Cristo: «El que mira hacia atrás no es apto para el Reino de Dios». El seguimiento de Cristo sólo puede ser incondicional. No caben rebajas ni descuentos. El seguimiento de Cristo no es una cuestión de negociaciones. Poner condiciones es estar diciendo «no», es ya dejar de seguirle. Cristo lo ha dado todo y lo pide todo. Y esto es lo que implica ser cristiano: un seguimiento incondicional. No hay dos tipos de cristianos. Sólo es verdaderamente cristiano el que «va a por todas». Cristo comprende la debilidad humana y los fallos motivados por ella, pero no acepta la mediocridad por sistema, el «bajar el listón», los cálculos egoístas. Los apóstoles fueron grandes pecadores: san Pedro llegó a negar a Cristo, san Pablo persiguió a la Iglesia... Pero no fueron mediocres: se dieron del todo, gastaron su vida por Cristo, sin reservarse nada.
El que no entiende en absoluto, será incapaz de seguir a Cristo. Porque él quiere ser el absoluto de nuestra vida. El que se escandaliza porque Cristo pide la renuncia incluso a cosas buenas es que no ha entendido nada del evangelio. Ser cristiano no equivale a ser honrado y no hacer mal; eso lo procuran también los ateos. Ser cristiano significa estar dispuesto a toda renuncia y a todo sacrificio por Cristo.