El Propio del Tiempo en la Liturgia de la Iglesia
La disposición de las celebraciones durante el año litúrgico es fijada por un calendario, general o particular, sea que haya sido establecido para uso de todo el Rito romano o para el uso de una Iglesia particular o de una familia religiosa (NUALC 48).
En el calendario general se inscribe el ciclo total de las celebraciones, las cuales vienen divididas en dos grandes grupos: el Propio del Tiempo y el Propio de los Santos.
1. El propio del tiempo
El propio del tiempo viene definido por el Concilio Vaticano II como sigue:
«La santa madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo en días determinados a través del año la obra salvífica de su divino Esposo. Cada semana, en el día que llamó «del Señor», conmemora su Resurrección, que una vez al año celebra también, junto con su santa Pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua.
Además, en el círculo del año desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor.
Conmemorando así los misterios de la Redención, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvación.»
El Propio del Tiempo comprende pues los diversos tiempos litúrgicos de un año completo, los cuales son, por orden de aparición:
Tiempo de Navidad
Tiempo de Cuaresma
Semana Santa
Santo Triduo Pascual
Tiempo de Pascua
Tiempo Ordinario (Per Annum)
En los apartados de cada uno de estos tiempos hacemos una presentación de ellos e indicamos los textos bíblicos y enlaces a las homilías de sus celebraciones.
2. El propio de los santos.
Conocido también como «santoral», contiene las celebraciones de la Virgen María y de los santos inscritas en el calendario y que se celebran en fechas fijas durante todo el año.
A este respecto dice el Concilio Vaticano II:
«En la celebración de este círculo anual de los misterios de Cristo, la santa Iglesia venera con amor especial a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen María, unida con lazo indisoluble a la obra salvífica del su Hijo; en Ella, la Iglesia admira y ensalza el fruto más espléndido de la Redención y la contempla gozosamente, como una purísima imagen de lo que ella misma, toda entera, ansía y espera ser.
Además, la Iglesia introdujo en el círculo anual el recuerdo de los mártires y de los demás santos, que llegados a la perfección por la multiforme gracia de Dios y habiendo ya alcanzado la salvación eterna, cantan la perfecta alabanza a Dios en el cielo e interceden por nosotros. Porque al celebrar el tránsito de los santos de este mundo al cielo, la Iglesia proclama el misterio pascual cumplido en ellos, que sufrieron y fueron glorificados con Cristo, propone a los fieles sus ejemplos, los cuales atraen a todos por Cristo al Padre y por los méritos de los mismos implora los beneficios divinos.»
El Propio de los Santos está organizado por meses y días y dentro del mismo hay celebraciones de diversos grados, según la importancia de lo que se celebra.
Todo ello es explicado con más detalle en el apartado dedicado a esta parte del año, incluyendo una tabla por meses de las celebraciones del santoral, con enlaces a homilías sobre las mismas.