Dios confió a Israel el sábado para que lo guardara ‘como signo de la alianza’ inquebrantable. El sábado es para el Señor, santamente reservado a la alabanza de Dios, de su obra de creación y de sus acciones salvíficas en favor de Israel…
Nuevo Testamento
Lc 5, 33-39: En casa de Leví – Vino nuevo
El Esposo te ha avisado no con una sola bendición, sino con dos: te ha amado y te ha buscado. La causa de la búsqueda es el amor; su búsqueda es fruto de su amor y es también la prenda segura. Eres amada de él de una manera tal que no puedes ni tan sólo sospechar cómo eres buscada. Eres buscada por él de manera que no puedas lamentarte de no ser realmente amada. Esta doble experiencia de su ternura te ha llenado de audacia: ha alejado toda vergüenza, te ha persuadido de volver a él, ha suscitado tu arrebato. De ahí proviene este fervor, de ahí este ardor «buscando a aquél que ama tu corazón» porque, evidentemente, tú no lo hubieras podido buscar si él no te hubiera buscado primero; y ahora que te busca, no puedes dejar de buscarle.
Lc 5, 1-11: Llamamiento de los primeros discípulos
¡No temas! ¡Cuántas veces el Señor nos repite esta invitación! Sobre todo hoy, en una época marcada por grandes incertidumbres y miedos, estas palabras resuenan como una exhortación a confiar en Dios, a dirigir nuestra mirada hacia él, que guía el destino de la historia con la fuerza de su Espíritu, no nos abandona en la prueba y asegura nuestros pasos en la fe.
Lc 4, 38-44: La suegra de Simón Pedro y otras curaciones
La enferma es admirable; no sólo no va publicando su mal, ni se entretiene en hablar de él, ni cree su deber el llamar a un médico. Y lo que es más extraño, estando en su casa el soberano Médico que podría curarla, no le dice ni palabra, le mira como a su Dios, al que ella pertenece en salud y en enfermedad. Testimonia esta mujer así, que no quiere verse libre de la fiebre hasta que Dios no quiera…
Lc 4, 31-37: Jesús en la sinagoga de Cafarnaún
Cuando la Palabra de Dios resuena, traspasa el corazón del creyente, como una flecha aguda del guerrero. (cf Sal 119,4) Entra en el corazón como un dardo y se instala en lo profundo de su intimidad. Sí, esta Palabra es más tajante que una espada de doble filo porque es más incisiva que cualquier otra fuerza o poder, más sutil que todas las agudezas humanas, más eficaz que la penetración de toda la sabiduría humana.
Lc 4, 16-30: Presentación de Jesús en Nazaret
El rechazo de los suyos se basa en dos razones. La primera se ha basado en la persona de Jesús: “¿No es éste el hijo de José?” Los que así preguntan han supuesto que el Mesías de Dios ha de mostrarse de una forma externa, esplendorosa, desconcertante. La segunda razón es semejante: quieren milagros. En el mismo plano se situaba el diablo de la tentación (Lc 4,9) y se sitúan los judíos de la polémica paulina (1 Cor 1,22): piden signos prodigiosos; quieren tener una seguridad absoluta y necesitan que Dios les demuestre su verdad.
Mt 25, 1-13: Parábola de las diez vírgenes
Homilías, comentarios, meditaciones desde la Tradición de la Iglesia Santa Teresa-Benedicta de la Cruz [Edith Stein], religiosa Escritos: La mujer y su destino «¡Que llega el Esposo! Salid a su encuentro» (Mt 25,6). La unión del alma con Cristo es diferente de la comunión entre dos personas terrestres: empieza con el bautismo y se refuerza… Read more
Mt 24, 42-51: Estar vigilantes – Servidor fiel y prudente
Si a veces tenemos la impresión de que el Maestro se ha ido, ¿no será porque yo me he alejado de una u otra hermana? Una cosa nos garantizará siempre el cielo: los actos de caridad y la gentileza que habremos tenido en nuestra vida. Nunca sabremos el bien que puede provocar una simple sonrisa. Decimos a los hombres lo grande que es Dios, comprensivo, indulgente: y ¿somos nosotros la prueba viviente de ello? ¿Pueden realmente darse cuenta de esa grandeza, comprensión, indulgencia viéndola viva en nosotros?
Mt 23, 27-32: Contra los escribas y fariseos (iii) – Sepulcros blanqueados
Homilías, comentarios, meditaciones desde la Tradición de la Iglesia San Bernardo, abad Sermón: Rasgar el corazón con la espada del Espíritu 2º sermón para el primer día de Cuaresma, 5 ; PL 183, 172-174. «Oh Dios, cera en mí un corazón puro» (Sal 50). «Rasgad vuestros corazones, dice el profeta, y no vuestras vestiduras». ¿Quién… Read more
Mt 23, 23-26: Contra los escribas y fariseos (ii) – Guías ciegos
En ti está el combate que vas a emprender, en tu interior el edifico de malicia que has de socavar; tu enemigo sale del fondo de tu corazón.