Si teméis a la tentación más de lo debido, daréis entrada al enemigo; y al contrario, si tenemos una confianza filial en Dios y nos volvemos hacia Él, para asegurarnos de su Bondad, el enemigo temerá tentaros, pues ve que su tentación es causa de que os echéis en los brazos de nuestro Señor.
Nuevo Testamento
Mt 10, 16-23: Discurso apostólico – Predicción de persecuciones
Si el considerar vuestra debilidad os atormenta, echaos en manos de Dios y confiad en Él. La mayoría de los apóstoles eran pescadores e ignorantes, y Dios les hizo santos según era preciso para el cargo que les iba a confiar. Tened confianza en Él, apoyaos en su providencia y no temáis nada. No digáis: no tengo talento para hablar bien. No importa, id sin cuidado y sin rodeos pues Dios os dará lo que tengáis que decir y que hacer, a su debido tiempo.
Jueves XIII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
La misma ley divina que se manifiesta en la creación, penetra con su luminosa claridad en la conciencia humana y a través de la razón y de la adhesión libre de la voluntad, armoniza el universo y la historia para una misma celebración de la gloria de Dios en la que el hombre viene a ser como intérprete consciente de todas las voces de la creación y el cantor del cosmos ante el Altísimo.
Mt 9, 9-13 – Llamada de Leví y comida con pecadores
Nosotros escuchamos su voz, le abrimos la puerta y lo recibimos en nuestra casa, cuando de buen grado prestamos nuestro asentimiento a sus advertencias, ya vengan desde fuera, ya desde dentro, y ponemos por obra lo que conocemos que es voluntad suya. El entra para comer con nosotros, y nosotros con él, porque, por el don de su amor, habita en el corazón de los elegidos, para saciarlos con la luz de su continua presencia, haciendo que sus deseos tiendan cada vez más hacia las cosas celestiales y deleitándose él mismo en estos deseos como en un manjar sabrosísimo.
Mt 8, 18-22 – Sígueme
¡Oh, Señor mío, Jesús, he aquí esta divina pobreza! ¡Con qué razón es necesario que tú mismo me instruyas! ¡Tú querías tanto la pobreza!… En tu vida mortal era tu fiel compañera. La has dejado como heredad a tus santos, a todos aquellos que quieren seguirte, a todos los que quieren ser discípulos tuyos. La has enseñado con los ejemplos de toda tu vida. La has glorificado, declarado bienaventurada, necesaria.
Lc 1, 5-17 – Anuncio del Nacimiento de Juan Bautista a Zacarías
Toda la vida del que fue el más grande de los nacidos de mujer, es una sucesión de milagros. Y no sólo la vida de Juan —profeta antes de nacer y máximo entre los profetas—, sino todo lo que a él se refiere, tanto antes de su nacimiento como después de su muerte, sobrepasa los verdaderos milagros. En efecto, las predicciones que de él hicieron los más preclaros profetas lo llaman no hombre, sino ángel, antorcha luciente, astro radiante dotado de luz divina, precursor del Sol de justicia y Voz del mismo Verbo de Dios.
Mt 8, 5-17 – Predicación del Reino: Curaciones del criado del centurión, de la suegra de Pedro y otras
Para que la gracia de Dios pueda estar en nuestro corazón lo hemos de vaciar de nuestra propia gloria y decir: Dios mío, mira a esta criatura mala y colmada de miseria y llénala de tu misericordia… Cuando cometáis faltas contra la mansedumbre, humillaos; y cuando las faltas sean contra la humildad, dulcificaos… Hemos de ir siempre de la humildad a la mansedumbre y de la mansedumbre a la humildad.
Lc 1, 57-66.80 – Nacimiento y circunsión de Juan el Bautista
Juan viene a ser como la línea divisoria entre los dos Testamentos, el antiguo y el nuevo. Así lo atestigua el mismo Señor, cuando dice: La ley y los profetas llegaron hasta Juan. Por tanto, él es como la personificación de lo antiguo y el anuncio de lo nuevo. Porque personifica lo antiguo, nace de padres ancianos; porque personifica lo nuevo, es declarado profeta en el seno de su madre. Aún no ha nacido y, al venir la Virgen María, salta de gozo en las entrañas de su madre. Con ello queda ya señalada su misión, aun antes de nacer; queda demostrado de quién es precursor, antes de que él lo vea. Estas cosas pertenecen al orden de lo divino y sobrepasan la capacidad de la humana pequeñez. Finalmente, nace, se le impone el nombre, queda expedita la lengua de su padre. Estos acontecimientos hay que entenderlos con toda la fuerza de su significado.
Mt 7, 21-29 – Discurso evangélico: Los verdaderos discípulos
Ánimo, debéis acostumbraros, poco a poco, a que vuestra voluntad sirva a la de Dios dondequiera que os lleve. Que no se quede impasible y fría cuando os diga la conciencia: el Señor lo quiere. Y debéis combatir especialmente para que no salgan al exterior las demostraciones de repugnancia que lleváis dentro. O al menos conseguir que cada vez sean menores.
Mt 7, 15-20 – Discurso evangélico: Los falsos profetas
Pero si esas «dulzuras» son solamente dulces para nosotros, si nos van haciendo curiosos, amargos, insoportables, impacientes, tercos, orgullosos, presuntuosos, duros para con los hermanos; si, al creernos santitos rechazamos todo consejo y advertencia… entonces, esas consolaciones indudablemente son falsas y malas, porque un árbol bueno sólo produce frutos buenos.