Cristo pide para los discípulos la verdadera santificación, que transforma su ser, a ellos mismos; que no se quede en una forma ritual, sino que sea un verdadero convertirse en propiedad del mismo Dios. También podríamos decir: Cristo ha pedido para nosotros el Sacramento que nos toca en la profundidad de nuestro ser. Pero también ha rogado para que esta transformación en nosotros, día tras día, se haga vida; para que en lo ordinario, en lo concreto de cada día, estemos verdaderamente inundados de la luz de Dios.
Nuevo Testamento
Lc 22, 14—23, 56. Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
La cruz es la cátedra de Dios. Nos hará bien mirar al Crucificado en silencio y ver quién es nuestro Señor: El que no señala a nadie con el dedo, ni siquiera contra los que le están crucificando, sino que abre los brazos a todos; el que no nos aplasta con su gloria, sino que se deja desnudar por nosotros; el que no nos ama por decir, sino que nos da la vida en silencio; el que no nos obliga, sino que nos libera; el que no nos trata como a extraños, sino que toma sobre sí nuestro mal, toma sobre sí nuestros pecados.
6 de Noviembre: Santos Pedro Poveda Castroverde, Inocencio de la Inmaculada Canoura Arnau, presbíteros, y compañeros, mártires, memoria – Homilías
En los mártires la Iglesia ha encontrado siempre una semilla de vida. Tanto es así, que podemos afirmar que las comunidades de los primeros tiempos se fraguaron en la sangre de los mártires. Pero el martirio no es una realidad perteneciente al pasado, sino también una realidad del tiempo actual.
Jn 6, 41-51: Discurso del Pan de Vida (iv bis): El pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo
Este pan que viene de Dios es el mayor consuelo para los pobres. El Espíritu del Señor que vino sobre mí me envió a anunciarles la buena noticia; sea ésta, repito, la mayor, la incomparable congratulación para todas las naciones esparcidas por la tierra, que pediré y recibiré del Padre en herencia o posesión. Pues la participación en este pan de vida de aquellos a quienes el Padre que me ha enviado, selló y dio este pan, no será inferior a la de los antiguos padres.
Mt 15, 1-2. 10-14: Sobre las tradiciones y sobre lo puro y lo impuro
¿Cuándo sale el crimen de la boca? Cuando la voluntad se determina a obrar. Decidiste hacerlo: ya lo has dicho, ya lo has hecho. Si no llevas a cabo la acción en el exterior, quizá la víctima no merecía perder lo que tú estabas dispuesto a quitarle; él nada perdió, pero tú serás condenado por ladrón. Decidiste dar muerte a un hombre: lo dijiste en tu corazón, sonó el homicidio procedente de tu boca interior; el hombre vive aún, pero tú ya eres castigado como homicida. Se pregunta por lo que eres ante Dios, no por lo que apareces ante los hombres.
Jn 6, 24-35: Discurso del Pan de Vida: alimento eterno
El Pan del cielo, el verdadero, me lo reservó el Padre. Descendió para mí del cielo aquel pan de Dios, que da vida a este mundo. Este es el pan de vida: y el que come la vida no puede morir. Pues ¿cómo puede morir quien se alimenta de la vida?
Martes XIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Nada hay tan opuesto a la esperanza como mirar atrás, poner la confianza en las cosas que se deslizan y pasan. Por tanto, ha de ponerse en lo que todavía no se nos ha dado, pero que ha de dársenos en algún momento y jamás pasará. Sin embargo, cuando se precipitan sobre el mundo las tentaciones como una lluvia de azufre sobre Sodoma, hay que tener presente la experiencia de la mujer de Lot. Miró atrás y en aquel lugar quedó convertida en sal.
Lunes XIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
No dudéis del perdón, pues, por grandes que sean vuestras culpas, la magnitud de la misericordia divina perdonará, sin duda la enormidad de vuestros muchos pecados.
Mc 14, 12a. 22-25: Esto es mi Cuerpo, esta es mi Sangre
Estamos firmemente persuadidos de que recibimos como alimento el cuerpo y la sangre de Cristo. Pues bajo la figura del pan se te da el cuerpo, y bajo la figura del vino, la sangre; para que, al tomar el cuerpo y la sangre de Cristo, llegues a ser un solo cuerpo y una sola sangre con él. Así, al pasar su cuerpo y su sangre a nuestros miembros, nos convertimos en portadores de Cristo. Y como dice el bienaventurado Pedro, nos hacemos partícipes de la naturaleza divina.
Jn 19, 25-34: María es constituida por Cristo Madre de la Iglesia
Al pedir a María que trate al discípulo predilecto como a su hijo, Jesús le invita a aceptar el sacrificio de su muerte y, como precio de esta aceptación, le invita a asumir una nueva maternidad. Como Salvador de toda la humanidad, quiere dar a la maternidad de María la amplitud más grande. Por esto, elige a Juan como símbolo de todos los discípulos a los que Él ama, y hace comprender que el don de su Madre es el signo de una especial intención de amor, con la que abraza a todos los que desea atraer a Sí como discípulos, o sea, a todos los cristianos y a todos los hombres. Además, al dar a esta maternidad una forma individual, Jesús manifiesta la voluntad de hacer de María no simplemente la madre del conjunto de sus discípulos, sino de cada uno de ellos en particular, como si fuese su hijo único, que ocupa el puesto de su único Hijo.