La Iglesia, en este tiempo de Epifanía, contempla otra nueva manifestación de Cristo, que cura a un leproso y con ello proclama su divinidad. Cristo vino a curarnos, sobre todo de la lepra del pecado. ¡Tanto amó Dios al mundo, tanto me ama a mí!. En el Antiguo Testamento se consignan muchas intervenciones de Dios con su pueblo elegido. En la plenitud de los tiempos, se hace hombre su Hijo Unigénito y aparece personalmente en medio de nosotros. Ya no es difícil poder encontrarle.
Alfertson Cedano
10 de Enero o Jueves después de la Epifanía – Homilías
Una nueva epifanía, una nueva manifestación del poder salvador de Cristo. Muestra que se cumple en Él aquella profecía de Isaías: «el Espíritu del Señor sobre Mí»… Efectivamente, Él es el Ungido del Señor por excelencia: Él habla a los pobres, da libertad a los cautivos y oprimidos, da vista a los ciegos.
Textos Bíblicos para las Misas de Difuntos y el día 2 de Noviembre
Se muestran en conjunto los textos bíblicos propuestos tanto para la celebración del 2 de Noviembre como para las Misas de Difuntos.
San Juan Pablo II, papa (22 de Octubre). Memoria – Homilías
En Roma, en la basílica de San Pedro, san Juan Pablo II, papa, que gobernó la Iglesia por veintisiete años, llevando su presencia misionera a todos los puntos de la tierra, alimentando la doctrina con abundantes y esclarecidos documentos, y convocando a todos los hombres de nuestra época a abrir sus puertas al Redentor. († 2005)
Mc 10, 35-45 – Petición de los hijos de Zebedeo: el camino para ser los primeros
El criterio de la grandeza y del primado según Dios no es el dominio, sino el servicio; la diaconía es la ley fundamental del discípulo y de la comunidad cristiana, y nos deja entrever algo del «señorío de Dios». Y Jesús indica también el punto de referencia: el Hijo del hombre, que vino para servir; es decir, sintetiza su misión en la categoría del servicio, entendido no en sentido genérico, sino en el sentido concreto de la cruz, del don total de la vida como «rescate», como redención para muchos, y lo indica como condición para seguirlo. No es la lógica del dominio, del poder según los criterios humanos, sino la lógica del inclinarse para lavar los pies, la lógica del servicio, la lógica de la cruz que está en la base de todo ejercicio de la autoridad. En todos los tiempos la Iglesia se ha esforzado por conformarse a esta lógica y por testimoniarla para hacer transparentar el verdadero «señorío de Dios», el del amor.
Mc 10, 17-30 – El hombre rico y peligro de las riquezas
Se marchó pesaroso, abrumado por las exigencias de una vida, a propósito de la cual había venido a suplicar al Maestro. En realidad, no ambicionaba de verdad la vida, como parecía deducirse de sus palabras; lo único que buscaba es granjearse reputación de buena voluntad: podía ciertamente afanarse por hacer una multitud de cosas, pero era incapaz de hacer aquella única cosa, aquella obra de salvación que debía conducirle a la perfección. Para esta obra era débil e indolente.
Mc 10, 2-16 – Volver, como niños, al modelo original
¿Con qué cara exiges, pues, una honestidad con la que tú no correspondes? ¿Cómo pides lo que no das? ¿Cómo puedes establecer una ley desigual para un cuerpo dotado de igual honor? Si te fijas en la culpabilidad: pecó la mujer, mas también Adán pecó: a ambos engañó la serpiente, induciéndolos al pecado. No puede decirse que una era más débil y el otro más fuerte. ¿Prefieres hacer hincapié en la bondad? A ambos salvó Cristo con su pasión. ¿O es que se encarnó sólo por el hombre? No, también por la mujer. ¿Padeció la muerte sólo por el hombre? También a la mujer le deparó la salvación mediante su muerte.
Mc 9, 38-43. 45. 47-48 – Actuar en nombre de Jesús
Arranquemos, pues, con rapidez ese escándalo y postrémonos ante el Señor, suplicándole con lágrimas sea propicio con nosotros, nos reconcilie consigo y nos restablezca en el sagrado y puro comportamiento de nuestra fraternidad. Porque ésta es la puerta de la justicia, abierta para la vida, conforme está escrito: Abridme las puertas de la justicia, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor: los justos entrarán por ella.
Mt 18, 1-5. 10 — Los ángeles ven continuamente el rostro de Dios
Los ángeles están también llamados a tener su parte en la historia de la salvación de los hombres, en los momentos establecidos por el designio de la Providencia Divina. Son todos ellos espíritus administradores, enviados para servicio a favor de los que han de heredar la salud. Esto cree y enseña la Iglesia, basándose en la Sagrada Escritura por la cual sabemos que la tarea de los ángeles buenos es la protección de los hombres y la solicitud por su salvación.
Mc 8, 27-35 – Y vosotros, ¿quién decís que soy?
¿Crees que sufrir es para mí una vergüenza? Debes saber que es la voluntad del diablo que yo no lleve a cabo de esta manera el plan de salvación». Que a nadie le suban los colores a la cara por los signos de nuestra salvación, tan dignos de veneración y adoración; la cruz de Cristo es fuente de todo bien. Es gracias a ella que vivimos, que somos regenerados y salvados. Llevemos, pues, la cruz como una corona de gloria.