Despreciad la tentación, volviendo, sencillamente, vuestro corazón a Dios y, al volveros hacia Él, decidle por ejemplo: Soy tuya, Dios mío. ¡Jesús es bueno! ¡Viva Jesús! y otras palabras semejantes. En suma, es un buen medio, para vencer, el no mirar al enemigo, sino volverse hacia el Amado celestial; y, aunque el enemigo aúlle y eche venablos, para rechazarle basta con no responderle, con no entretenerse con él ni hacerle caso… Confiemos a Dios nuestros buenos deseos y no estemos ansiosos pensando si fructificarán; pues quien nos ha dado la flor del deseo, también nos dará el fruto de su cumplimiento para su gloria, siempre que tengamos una fiel y amorosa confianza en Él.
junio 2017
Mt 11, 25-30 — El Misterio del Reino: Magisterio del Amor y de la Humildad
El Evangelio de la mansedumbre y de la humildad va al mismo paso que el Evangelio de las exigencias morales y hasta de las severas amenazas a quienes no quieren convertirse. No hay contradicción entre el uno y el otro. Jesús vive de la verdad que anuncia y del amor que revela y es éste un amor exigente como la verdad de la que deriva. Por lo demás, el amor ha planteado las mayores exigencias a Jesús mismo en la hora de Getsemaní, en la hora del Calvario, en la hora de la cruz. Jesús ha aceptado y secundado estas exigencias hasta el fondo, porque, como nos advierte el Evangelista, Él «amó hasta el extremo» (Jn 13, 1). Se trata de un amor fiel, por lo cual, el día antes de su muerte, podía decir al Padre: «Las palabras que tú me diste se las he dado a ellos».
Sagrado Corazón de Jesús (A) – Homilías
Dios no tiene miedo de vincularse. Esto nos puede parecer extraño: a veces llamamos a Dios «el Absoluto», que significa literalmente «libre, independiente, ilimitado»; pero, en realidad, nuestro Padre es «absoluto» siempre y solamente en el amor: por amor sella una alianza con Abraham, con Isaac, con Jacob, etc. Quiere los vínculos, crea vínculos; vínculos que liberan, que no obligan.
San Luis Gonzaga, religioso (21 de Junio). Memoria – Homilías
San Luis Gonzaga, religioso, que, nacido de nobilísima estirpe y admirable por su pureza, renunció a favor de su hermano el principado que le correspondía e ingresó en Roma en la Orden de la Compañía de Jesús. Murió, aún joven, por haber asistido durante una grave epidemia a enfermos contagiosos. († 1591).
Sábado XI Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
El que os ha dado lo más ¿no os dará lo menos… No es el alimento el que le hace crecer, sino la providencia de Dios… Si tanta cuenta tiene Dios de los pobres animalillos, ¿cómo no la va a tener con nosotros?
Viernes XI Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Las riquezas no son como una estatua, quietas, en cierto sentido sin influencia en la vida de una persona. Las riquezas tienden a crecer, a moverse, a ocupar un puesto en la vida y en el corazón del hombre. Y si el muelle que empuja al hombre es la acumulación, las riquezas llegarán a invadirle el corazón, y acabará corrupto. En cambio, lo que salva el corazón es usar la riqueza que se posee para el bien común.
Jueves XI Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Y así, la debilidad que tenemos, con la ayuda de Dios en la oración, se convierte en fortaleza porque el perdón es una gran fortaleza. Hay que ser fuertes para perdonar pero esa fortaleza es una gracia que debemos recibir del Señor, porque somos débiles, pidiéndosela en la oración.
Miércoles XI Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Así, pues, cuando haces una obra de misericordia, si das pan, compadécete de quien está hambriento; si le das de beber, compadécete del que está sediento… Si amamos a Dios y al prójimo, no hacemos nada de esto sin dolor de corazón… Estas son nuestra buenas obras que confirman nuestro ser cristiano… Esto os digo que «quien siembra escasamente, escasamente recogerá» (2 Cor 9,6). Mas, cuando siembras, es decir, al hacer las obras de misericordia, siembras entre lágrimas, puesto que te compadeces de aquél a quien se las haces…»
Martes XI Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
No vinieron los ricos sanos, quienes creían que andaban bien y que tenían la vista despierta, es decir, los que presumían mucho de sí y, por lo mismo, casos más desesperados cuanto más soberbios. Vengan, pues, los mendigos, ya que invita el que «siendo rico se hizo pobre por nosotros para que los mendigos nos enriqueciéramos con su pobreza» (2 Cor 8,9). Vengan los débiles, porque no necesitan del médico los sanos, sino los enfermos. Vengan los cojos… Vengan los ciegos…
Lunes XI Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Hay un momento favorable para acoger el don gratuito de la gracia de Dios, y ese momento es ahora: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación(2Cor 6,2). El cristiano debe ser consciente y tener el corazón preparado para recibir ese don, el corazón limpio del ruido mundano, del ruido del diablo.