San Ireneo, obispo, que, como atestigua san Jerónimo, de niño fue discípulo de san Policarpo de Esmirna y custodió con fidelidad la memoria de los tiempos apostólicos. Ordenado presbítero en Lyon, fue el sucesor del obispo san Potino y, según cuenta la tradición, murió coronado por un glorioso martirio. Debatió en muchas ocasiones acerca del respeto a la tradición apostólica y, en defensa de la fe católica, publicó un célebre tratado contra la herejía. († c. 202)
junio 2017
Sábado XII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Ahora va a tener cumplimiento la misericordia de Dios y la fidelidad a las promesas.
Viernes XII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Ved que puede darse que alguien tenga el bautismo de Cristo, pero no la fe y el amor de Cristo; que tenga el sacramento de la santidad y no sea contado en el lote de los santos. Ni importa, por lo que se refiere al solo sacramento, el que alguno reciba el sacramento de Cristo, donde no existe la unidad de Cristo, pues también quien ha sido bautizado en la Iglesia, si pasa a ser desertor de la misma, carecerá de la santidad de vida, pero no del sello del sacramento.
Jueves XII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Es, pues, el testamento antiguo, correspondiente a Agar, que engendra para la servidumbre. En cambio la Jerusalén que está arriba es libre y ella es nuestra Madre. Así, pues, los hijos de la gracia son los hijos de la libre; los hijos de la letra son los hijos de la esclava. Busca los hijos de la esclava: La letra mata. Busca los hijos de la libre: El Espíritu, en cambio, da vida. La ley del espíritu de vida en Cristo Jesús te libró de la ley del pecado y de la muerte, de la que no pudo librarte la ley de la letra.
Miércoles XII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Así, a nosotros, hermanos, se nos llamó hijos de Abrahán, sin haberlo conocido personalmente y sin tener de él la descendencia carnal. ¿Cómo, pues, somos sus hijos? No en la carne, sino en la fe… Si Abrahán fue justo por creer, todos los que después de él imitaron la fe de Abrahán se hicieron hijos de él.
Martes XII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Así, pues, te ruego y te aconsejo con afecto de padre: ya que has dejado Sodoma para caminar presuroso hacia los montes, no mires a tu espalda, no sueltes la mancera del arado, ni el borde del vestido del Salvador, ni sus cabellos húmedos con el rocío de la noche; nada entonces de lo que has logrado asir permitas se te escape, ni bajes tampoco del tejado de las virtudes a buscar los vestidos antiguos, no te vuelvas del campo a la ciudad, no ames como Lot los parajes llanos y amenos (Gén 13,10), que no son regados por el cielo, como la tierra santa, sino por el turbulento río Jordán después de haber perdido la dulzura de sus aguas mezclándose con el mar Muerto.
Lunes XII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
No existía base alguna en absoluto donde apoyar la esperanza: mirando empero a quien le hacía la promesa, lo creía aun sin llevar camino. He ahí cumplido ante nosotros lo que fue objeto de su fe; creemos, en consecuencia, lo que no vemos por lo que viendo estamos. Engendró a Isaac: no lo hemos visto. Isaac engendró a Jacob: lo que tampoco vimos; éste engendró a sus doce hijos; que no hemos visto tampoco; y sus doce hijos engendraron al pueblo de Israel que ahora estamos viendo…
Domingo XIII Tiempo Ordinario (A) – Homilías
La primera y la tercera lecturas se corresponden. En la primera Dios bendice el hogar que había acogido al profeta Eliseo; en el Evangelio, Jesús, después de haber invitado a los apóstoles a dejarlo todo para que le sigan a Él solo, promete su bendición a los que los acojan con generosidad y cariño. En la segunda lectura San Pablo que ya nos enseñó que hemos sido salvados por la muerte y resurrección del Señor, nos muestra ahora cómo el bautismo nos introduce en este misterio.
Domingo XII Tiempo Ordinario (A) – Homilías
Este evangelio de hoy nos invita a mirar al juicio –«nada hay escondido que no llegue a saberse»–. En ese momento se aclarará todo. Y en esa perspectiva, ante lo único que tenemos que temblar es ante la posibilidad de avergonzarnos de Cristo, pues en tal caso también Él se avergonzará de nosotros ese día ante el Padre. El único mal real que el hombre debe temer es el pecado, que le llevaría a una condenación eterna –«temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo»–. Ante este evangelio, ¡cuántas maneras de pensar y de actuar tienen que cambiar en nuestra vida!.
Mt 10, 37-42 – Discurso apostólico: Renuncia y seguimiento
Parece duro y grave este precepto del Señor de negarse a sí mismo para seguirle. Pero no es ni duro ni grave lo que manda aquel que ayuda a realizar lo que ordena. Es verdad, en efecto, lo que se dice en el salmo: Según tus mandatos, yo me he mantenido en la senda penosa. Como también es cierto lo que él mismo afirma: Mi yugo es llevadero y mi carga ligera. El amor hace suave lo que hay de duro en el precepto.