El ayuno que Dios nos concede hacer consiste en una total conversión en obras buenas, y no solo en palabras y ritos externos.
marzo 2017
Jueves después de Ceniza Tiempo de Cuaresma – Homilías
Ante el hombre se alzan dos caminos: el de la felicidad, en el caso de que acate los mandamientos de Dios, y el de la desgracia, si no quiere obedecer. Hemos de elegir uno u otro. La presentación de esta alternativa nos evoca la amonestación de Cristo a caminar por la senda estrecha, que lleva a la vida, y rechazar la ancha, que conduce a la perdición.
Sábado VIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Ni la religión puede andar separada de la sabiduría, ni la sabiduría de la religión, porque uno mismo es el Dios, que debe ser conocido, lo cual pertenece a la sabiduría, y el que debe ser honrado, que es cosa de la religión. Precede la sabiduría, le sigue la religión; lo primero es conocer a Dios, y después darle culto.
Viernes VIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
A lo largo de la historia de la salvación, la fidelidad de Dios se revela inmutable, frente a las frecuentes infidelidades del hombre. Por fin, en la plenitud de los tiempos, Cristo, testigo fiel de la Verdad, comunica a los hombres la gracia de que está lleno, y los hace capaces de merecer la corona de la vida, imitando su fidelidad hasta la muerte.
Jueves VIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
La gloria del Señor se muestra en todas sus obras. Los cielos proclaman la gloria de Dios, dice el salmista. Toda la creación maravillosa es como una epifanía natural del Señor. Por eso los santos, que sabían leer en el Libro de la Creación, hallaban en las criaturas una escala que les elevaba al Creador.
Miércoles VIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Dios ha hecho maravillas en favor de todos los hombres por puro amor. El Señor, que comenzó a revelarse lentamente como Salvador y Libertador, nos llena ahora de alegría con su presencia en la Persona de su Hijo bien amado, que todo lo realizó para gloria de su Padre y para la salvación de todos los hombres.
Martes VIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
El olor de los perfumes se recuerda como imagen de la belleza, y no cualquier aroma describe la belleza de la esposa, sino el olor de la mirra y del incienso mezclados, para que sea uno el olor de ambos. La mirra sirve para la sepultura de los difuntos, y el incienso está consagrado acertadamente al culto de Dios. Así, pues, el que desea dedicarse al culto de Dios no será buen incienso consagrado, si antes no fue mirra; es decir, si no mortifica los miembros que están sobre la tierra, sepultado con Aquél que abrazó la muerte por nosotros, y recibe en su propia carne, para mortificar sus miembros, aquella mirra que se tomó para la sepultura del Señor.
Lunes VIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
¡Qué vergüenza apegarse a las cosas, porque son buenas, y no amar el Bien que las hace buenas! El alma, por el hecho de ser alma, antes aún de ser buena por la conversión al Bien inconmutable; el alma, repito, cuando nos agrada, hasta preferirla a esta luz corpórea, si bien lo meditamos, no nos agrada en sí misma, sino por la excelencia del arte con que fue creada. Se ama el alma en su fuente, de donde trae su origen. Y esta fuente es la Verdad y el Bien puro. No hay aquí sino bienes y, por consiguiente, es el Bien sumo. El bien solo es capaz de aumento o disminución cuando es bien que procede de otro bien.