De esta suerte, de la misma manera que todos sufrimos la muerte en el hombre animal, también hemos recibido la vida en el hombre espiritual. Porque no escapó Adán jamás de las manos de Dios, a las que el Padre decía: «hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gén 1,26). Y por esta misma razón, en la consumación, también sus manos vivificaron al hombre, haciéndolo perfecto, no por voluntad de la carne ni por voluntad del hombre (Jn 1,3), para que Adán, el hombre, fuera hecho a imagen y semejanza de Dios.
febrero 2017
Viernes VII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Ésta es la verdadera, la perfecta, la estable y constante amistad: la que no se deja corromper por la envidia, la que no se enfría por las sospechas, la que no se disuelve por la ambición; la que, puesta a prueba, no cede; la que, a pesar de muchos golpes, no cae; la que, batida por muchas injurias, se muestra inflexible.
Jueves VII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
No queráis ahogar con las codicias y cuidados seculares la buena semilla que nuestro ministerio va sembrando en vosotros. Sed tierra buena…
Miércoles VII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Ser sabio es aceptar los propios límites, sin cegarse con falsas soluciones, ni dormirse con seguridades falsas. En lugar de amilanarse en cada contratiempo, el sabio ejerce con humildad la prudencia. La Sabiduría es anterior a él, y nunca le faltará a aquél que le guarda fidelidad. Más que en los libros y en los maestros de este mundo, el cristiano aprende la Sabiduría en su propia fuente, que es Cristo Jesús, el Verbo divino encarnado, que nos ha dejado en los Evangelios unos mensajes de vida, y nos ha comunicado palabras de vida eterna, que no pasan y que superan toda sabiduría mundana.
Martes VII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
La paciencia no parece necesaria para las situaciones prósperas, sino para las adversas. Nadie soporta pacientemente lo que le agrada. Por el contrario, siempre que toleramos, que soportamos algo con paciencia, se trata de algo duro y amargo; por eso no es la felicidad, sino la infelicidad lo que necesita la paciencia.
Lunes VII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Nuestra ciencia es Cristo; y nuestra sabiduría es también Cristo. El plantó en nuestras almas la fe de las cosas temporales y, en las eternas, nos manifiesta la verdad. Por Él caminamos hacia Él, y por la ciencia nos dirigimos a la Sabiduría, pero sin apartarnos de la unidad de Cristo, «en quien se hallan escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia».
Sábado VI Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Solo la fe proporciona en este mundo el verdadero conocimiento de Dios. La fe no es meramente un argumento racional que afirma la vida futura, sino una garantía absoluta, un posesión anticipada y segura de la misma. El creyente está convencido de que Dios está presente en la historia, y que sus planes se van manifestando en los acontecimientos de la misma.
Viernes VI Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Después del diluvio, la impía soberbia de los hombres construyó una torre muy alta contra Dios. A consecuencia de lo cual, el género humano mereció la división por la diversificación de las lenguas, de forma que cada pueblo hablaba la suya, sin que la entendiesen los demás. De idéntica manera, la humilde piedad de los fieles aporta a la unidad de la Iglesia la diversidad de lenguas, de modo que la caridad reúne lo que la discordia había dispersado, y los miembros dispersos del género humano, como si fuera un solo cuerpo, son restituidos y unidos a Cristo, única Cabeza.
Jueves VI Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Dios bendice a Noé y a su descendencia, como si en él hubiera creado por segunda vez al hombre, y con él establece una alianza de alcance universal y cósmico. El arco iris queda establecido por Dios como un signo más de su misericordia hacia los hombres, y como una llamada para que éstos aprendan de Él a obrar siempre la paz en la misericordia.
Miércoles VI Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
El agua es en la que se sumerge la carne, para que se limpie todo pecado de la carne. En ella se sepulta toda la maldad. El madero es aquel en el que fue crucificado el Señor Jesús, cuando sufrió por nosotros. La paloma es aquella bajo cuya figura descendió el Espíritu Santo, como has aprendido en el Nuevo Testamento (Mt 3, 16), aquel que te inspira la paz del alma y la tranquilidad de tu espíritu. El cuervo es la imagen del pecado, que sale y no vuelve, con tal de que perseveres en la observancia y en el ejemplo del justo.