Es verdad que Jesús nos salva a todos, pero no genéricamente: a todos, pero a cada uno, con nombre y apellidos. Esa es la salvación personal. Es cierto que me salvó: el Señor me miró, dio su vida por mí, abrió ese camino nuevo para mí, y cada uno puede decir: por mí. Pero existe el peligro de olvidar que nos salvó singularmente, pero en un pueblo. El Señor salva siempre en un pueblo. Desde que llamó a Abraham, le prometió hacer un pueblo. ¡El Señor nos salva en un pueblo!
enero 2017
Miércoles III Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
El sacrificio único ofrecido por Jesucristo, aceptado por el Padre, que le glorifica en la resurrección, obtiene para los hombres el perdón de los pecados. En esto consiste la nueva y definitiva Alianza. Nada entendemos de la Carta a los Hebreos si no tenemos una conciencia muy profunda de la malicia del pecado, como muerte que separa de Dios, fuente de la vida.
Martes III Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Las lecturas y el Salmo del día (Hb 10,1-10; Sal 39,2.4ab.7-8a.10.11; Mc 3,31-35) nos llevan de la mano a reflexionar sobre uno de los fundamentos de la fe: la obediencia a la voluntad de Dios. Ese es el camino de la santidad, del cristiano, es decir, que se cumpla el plan de Dios, que la salvación de Dios se realice. Lo contrario comenzó en el Paraíso, con la no obediencia de Adán. Y esa desobediencia trajo el mal a toda la humanidad.
Lunes III Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Jesucristo resucitado, Mediador de todos los hombres, cancelando el pecado mediante su muerte, se ha constituido en el «ahora» de la salvación. Al librarlo por la resurrección de todo lo caduco, Dios en Él ha hecho a todos posible vencer las ataduras del pecado y del tiempo, y abrirse así a la última venida gloriosa del Salvador, en la que se establecerá plenamente una salvación en la que ya estará definitivamente ausente el pecado.
Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia. Memoria – Homilías
Santo Tomás de Aquino, presbítero de la Orden de Predicadores y doctor de la Iglesia, que, dotado de gran inteligencia, con sus discursos y escritos comunicó a los demás una extraordinaria sabiduría. Llamado a participar en el Concilio Ecuménico II de Lyon por el papa beato Gregorio X, falleció durante el viaje en el monasterio de Fossanova, en el Lacio, el día siete de marzo, y muchos años después, en este día, sus restos fueron trasladados a Toulouse, en Francia (1274).
Conversión de san Pablo, apóstol. Fiesta (25 de Enero) – Homilías
Fiesta de la Conversión de san Pablo, apóstol. Viajando hacia Damasco, cuando aún maquinaba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, el mismo Jesús glorioso se le reveló en el camino, eligiéndole para que, lleno del Espíritu Santo, anunciase el Evangelio de la salvación a los gentiles. Sufrió muchas dificultades a causa del nombre de Cristo.
San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia. Memoria (24 de Enero) – Homilías
San Francisco de Sales, obispo de Ginebra y doctor de la Iglesia. Verdadero pastor de almas, hizo volver a la comunión católica a muchos hermanos que se habían separado y con sus escritos enseñó a los cristianos la devoción y el amor a Dios. Fundó, junto con santa Juana de Chantal, la Orden de la Visitación, y en Lyon entregó humildemente su alma a Dios el 28 de diciembre de 1622. Fue sepultado en Annecy, en Francia, en este día (1622).
San Ildefonso, obispo. Memoria (23 de Enero) – Homilías
En la ciudad de Toledo, en la Hispania Tarraconensis (hoy España), san Ildefonso, que fue monje y rector de su cenobio, y después elegido obispo. Autor fecundo de libros y de textos litúrgicos, se distinguió por su gran devoción hacia la santísima Virgen María, Madre de Dios (667).
Sábado II Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Oh admirable poder de la Cruz… En ella está el tribunal del Señor, el juicio del mundo, el poder del Crucificado. En ella «atrajiste a todos hacia Ti», Señor, a fin de que el culto de todas las naciones del orbe, celebrara, mediante un sacrificio pleno y manifiesto, lo que se realizaba en el Templo de Judea como sombra y figura. Ahora, en efecto, es más ilustre el orden de los levitas, más alta la dignidad de los ancianos, más sagrada la unción de los sacerdotes; porque tu Cruz es la fuente de toda bendición, el origen de toda gracia. Por ella, los creyentes reciben de la debilidad la fuerza, del oprobio la gloria y de la muerte la vida.
Viernes II Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Todos los que hemos recibido la palabra del Señor somos «linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido» (1 Pe 2, 9). Si, pues, alguno de nosotros, que hemos sido constituidos en el orden de la estirpe real, ha sido llevado por el diablo cautivo, sin duda ha sido trasladado del cortejo real a Babilonia y hace alianza con Nabucodonosor porque despreció la alianza con Dios. Es imposible que el hombre viva sin una u otra alianza. Si mantienes en ti el testamento de Dios, Nabucodonosor no puede hacer alianza contigo. Y si rechazaste el testamento de Dios, por la prevaricación de sus mandatos, has hecho pacto con Nabucodonosor. Pues está escrito: «hizo con él un pacto» (Ez 17,13), y «se vistió como un traje la maldición».