Todo radica en la obediencia a la voluntad de Dios. El cristiano descubrirá el valor de la sumisión a las circunstancias cuando la fe le revele en ello la mano de Dios. Él sabrá esperar, no tanto las etapas de una evolución de la que es artífice consciente, sino el tiempo de Dios. El Señor lo dice claramente. Solo Él es el Dios único y verdadero. No hay otro. Él nos ha salvado por medio de Jesucristo. No podemos esperar otros mesianismos. Dios es un juez justo y salvador y no hay ninguno más…
diciembre 2016
Martes III Tiempo de Adviento – Homilías
Nosotros somos ahora el pueblo pobre y humilde que confía en el nombre del Señor. Él, como Cabeza, vive en nosotros, sus miembros; y por eso nos impulsa a convertirnos en una viva irradiación de su bondad, de su alma, dulce y nobilísima. Un cristianismo de bondad, de abnegación desinteresada, de generosos servidores, de alegres operarios: he aquí lo quiere hacer de nosotros la liturgia de este tiempo de Adviento, que nos prepara a la solemnidad de Navidad.
Lunes III Tiempo de Adviento – Homilías
Entre la palabra profética y Jesús, Verbo de Dios y cumplimiento de las promesas, hay una relación de interpretación recíproca. Todas las frases de la Escritura, llenas de la palabra de Dios, se comprenden solo si son consideradas como referidas a Jesucristo. Y se comprende mejor a Jesucristo cuando se le ve esperado por Abrahán, Moisés o David, según las promesas que a ellos les hizo la Palabra divina.
Jn 5, 33-36 – La obra del Hijo – Juan el precursor
Para repeler y ahuyentar las densísimas y negras tinieblas de la ignorancia y de la muerte, que el autor de las tinieblas había introducido en el mundo, tuvo que venir la luz que ilumina a todo el mundo. Ahora bien: era natural que a esta inefable y eterna luz le precediera un sinnúmero de antorchas temporales y humanas.
Lc 7, 24-30: Testimonio de Jesús sobre Juan Bautista (Lc)
«¿Qué habéis ido a ver al desierto?» Pensad en ese hombre que habéis visto, o mejor, a ese ángel revestido de cuerpo humano. No habéis visto una caña sino una roca firme, un hombre de una igualdad admirable en las más diversas circunstancias: virtud, la más agradable y deseable en la vida espiritual. No habéis visto una caña, ya que Juan es el mismo en la adversidad que en la prosperidad; el mismo en la prisión en medio de las persecuciones, que en el desierto en medio de los aplausos. Tan alegre en el invierno de la adversidad como en la primavera de la prosperidad; hace lo mismo en la prisión y en el desierto.
Mt 11, 2-11: La pregunta de Juan Bautista
El Señor propone a nuestra imitación a aquel que le había preparado el camino no sólo precediéndolo en el nacimiento según la carne y anunciándolo con la fe, sino también anticipándosele con su gloriosa pasión. Más que profeta, sí, ya que es él quien cierra la serie de los profetas; más que profeta, ya que muchos desearon ver a quien éste profetizó, a quien éste contempló, a quien éste bautizó.
San Ambrosio, obispo y doctor de la Iglesia. Memoria (7 de Diciembre) – Homilías
San Ambrosio, obispo de Milán, y doctor de la Iglesia, que descansó en el Señor el día cuatro de abril, fecha que en aquel año coincidía con la vigilia pascual, pero que se le venera en el día de hoy (7 de diciembre), en el cual, siendo aún catecúmeno, fue escogido para gobernar aquella célebre sede, mientras desempeñaba el oficio de Prefecto de la ciudad. Verdadero pastor y doctor de los fieles, ejerció preferentemente la caridad para con todos, defendió valerosamente la libertad de la Iglesia y la recta doctrina de la fe en contra de los arrianos, y catequizó el pueblo con los comentarios y la composición de himnos. († 397).
Sábado II Tiempo de Adviento – Homilías
El verdadero profeta está dominado por Dios. Y es tal su testimonio de vida que se halla pronto a morir por el Evangelio, por su fe cristiana. Su vida es ejemplar en todo, principalmente en la obediencia, en la humildad, en la caridad. Todo profeta auténtico prepara el camino del Señor, procura hacer rectas sus veredas, rellena los valles y allana la altivez, principalmente con su vida santa.
Viernes II Tiempo de Adviento – Homilías
El destierro es para Israel una prueba de Dios, para que conozca sus caminos, para que vea a dónde le lleva su infidelidad. Es también una lección para nosotros. Todo pecado grave priva de la amistad con Dios, de su unión. La infidelidad exige el destierro, símbolo de la lejanía de Dios. Una vez más se nos amonesta que solo con Dios vienen al hombre todos los bienes que desea: la paz, la justicia, la prosperidad…
Jueves II Tiempo de Adviento – Homilías
Juan el Bautista envió una embajada a Jesús para ver si Él era el Mesías. Jesús da la respuesta: «Los ciegos ven, los paralíticos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, la alegre noticia es anunciada a los pobres» Nosotros somos los ciegos, los paralíticos, los leprosos, los muertos. Cristo ha venido y nos ha curado, nos ha resucitado a la vida de la gracia. No tenemos necesidad de más Mesías ni de mesianismos. Cristo ha venido y con Él la salvación de todo el mundo, un nuevo orden social que mitiga y suprime la miseria humana.