La fe transmitida por San Pablo se reduce esencialmente al acontecimiento pascual. No se trata solo de un acontecimiento histórico ni de sus pruebas, sino también de su significación doctrinal: Cristo muere por nuestros pecados, lo que supone que estamos muertos al pecado y esto hemos de actuarlo en todo momento. La resurrección de Cristo introduce un régimen religioso inédito que nos afecta directamente: implica un nuevo estilo de vida, signo de nuestra resurrección.
septiembre 2016
Miércoles XXIV Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Quien abandona la unidad, viola la caridad, y quien viola la caridad, tenga lo que tenga, es nada. Aunque hable las lenguas de los hombres y de los ángeles, aunque conozca todos los misterios, aunque tenga toda la fe hasta transplantar los montes… si no tiene caridad nada es y de nada le vale. Inútilmente posee cuanto posee, quien carece de aquella única cosa que hace útil todo lo demás. Abracémonos, pues, a la caridad, esforcémonos en guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz.
Martes XXIV Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
A Cristo lo constituyen muchos miembros, que son un único Cuerpo. Descendió del cielo por misericordia y no asciende nadie sin Él, puesto que también nosotros estamos en Él por la gracia… No se trata de diluir la dignidad de la Cabeza en el Cuerpo, sino de no separar la Cabeza de la unidad del Cuerpo.
Lunes XXIV Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Recibid, pues el Cuerpo de Cristo, transformados ya vosotros mismos en miembros de Cristo, en el Cuerpo de Cristo; recibid y bebed la Sangre de Cristo. No os desvinculéis, corred al vínculo que os une; no os estiméis en poco, bebed vuestro precio… Si recibís santamente este sacramento que pertenece al Nuevo Testamento y os da motivos para esperar la herencia eterna, si guardáis el mandamiento nuevo de amaros unos a otros, tendréis vida en vosotros.
Lc 16, 1-13 – Parábola del administrador infiel
Lo menudo son los bienes de esta vida, que él prometió dar a los que creen en él, tales como el sustento, el vestido y otros subsidios corporales, como la salud y cosas por el estilo, ordenándonos taxativamente que no andemos agobiados por estas cosas, sino que esperemos confiadamente en él, pues Dios es la providencia de quienes a él se acogen, providencia segura y total. Lo importante son los dones de la vida eterna e incorruptible, que él prometió conceder a cuantos crean en él y a los que continuamente están pendientes de estas cosas y a él acuden en su demanda.
Lc 15, 1-32 – Parábolas de la Misericordia
Cuando «habla del pastor que va tras la oveja perdida, de la mujer que busca la dracma, del padre que sale al encuentro del hijo pródigo y lo abraza, no se trata sólo de meras palabras, sino que es la explicación de su propio ser y actuar»
Mt 1, 1-16.18-23: La Genealogía de Jesús completa (Mt)
Dios siempre cercano en la historia de la salvación, aparece en persona a través de Jesús, el hijo de María.
Lc 14, 1 . 7-14 – El último puesto
Habiendo el Espíritu Santo infundido su temor en nuestros corazones, para que mediante su asidua meditación —como una rumia del alimento de salvación— se vigorice interiormente nuestra humildad, procuremos revestirlo exteriormente con una conducta honesta, tratando de quedar bien no sólo ante los hombres.
Natividad de la Bienaventurada Virgen María (8 de septiembre) – Homilías
Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, quien es descendiente de la estirpe de Abraham, de la tribu de Judá, y del linaje del rey David, de quien nació el Hijo de Dios hecho hombre por el Espíritu Santo, para dar la libertad a los hombres de la antigua la esclavitud del pecado.
Domingo XXV Tiempo Ordinario (C) – Homilías
El que tiene como rey y centro de su corazón el dinero, discurre lo posible y lo imposible para tener más. Y lo mismo el que busca fama y honor, gloria humana, poder, comodidad… El que de veras se ha decidido a servir al Señor, está atento a cómo agradarle en todo y se entrega a la construcción del Reino de Dios, buscando que todos le conozcan y le amen. Se nota si servimos al Señor en que cada vez más nuestros pensamientos, anhelos y deseos están centrados en Él y en sus cosas. «Donde está tu tesoro, allí está tu corazón» (Lc 12,34). ¿Dónde está puesto mi corazón? ¿Cuál es mi tesoro? ¿A quién sirvo de veras?