Fiesta de san Benito, abad, Patrono principal de Europa, que habiendo nacido en Nursia, fue educado en Roma y abrazó luego la vida eremítica en la región de Subiaco, viéndose pronto rodeado de muchos discípulos. Pasado un tiempo, se trasladó a Casino, donde fundó un célebre monasterio y compuso una Regla que se propagó de tal modo por todas partes, que ha merecido ser llamado “Patriarca de los monjes de Occidente”. Murió, según la tradición, el veintiuno de marzo.
julio 2016
Domingo XVII Tiempo Ordinario (C) – Homilías
La certeza de «pedid y se os dará está apoyada en él «¡cuánto más vuestro Padre celestial!» Por tanto, en el fondo, el evangelio nos está invitando a mirar a Dios, a tratarle de cerca para conocerle, a dejarnos sorprender por su grandeza, por su infinita generosidad, por su poder irresistible, por su sabiduría que nunca se equivoca. Sólo así crecerá nuestra confianza y podremos pedir con verdadera audacia, con la certeza de ser escuchados y de recibir lo que pedimos. Sólo así nuestras oraciones no serán palabras lanzadas al aire en un monólogo solitario.
Sábado XV Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Hay una única vía de ejercer el poder correctamente: como un servicio (1L). El servicio sería como el antídoto de ese «virus» llamado poder. Sin el servicio, el poder mezclado con el barro de nuestra humanidad terminaría haciéndonos creer que ese poder temporal es eterno, que esa herramienta confiada a nosotros por los otros y para los otros es nuestra. El paso siguiente es la comisión de todo tipo de injusticias. No pensemos sólo en los políticos, cada hombre «recibe» en mayor o menor medida su cuota de poder a ejercer, a administrar (familia, escuela, trabajo, iglesia…). Y no olvidemos que hay un Dios que no es indiferente a lo que sucede (Sal). Nuestros actos tienen consecuencias sobre los otros. No podemos argumentar que carecemos de «modelos», de «líderes» que nos enseñen cómo ser poderosos. «He aquí mi siervo» (Ev). Mirémosle pues a él.
Viernes XV Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
El alma de Ezequías, rey, se encuentra en la entrada de la tumba (1L). La muerte ejerce su señorío sobre cualquier hombre, sea de la condición que sea. No vive con los pies en la tierra quien no piensa en ese día, pues llegará. Pero hay Otro que tiene potestad sobre todo, también sobre la muerte. Él puede «detener nuestra alma ante la tumba vacía» (es una expresión hermosa, llena de profundidad y de sentido). Podemos pensar en la resurrección de Cristo, pero también en la nuestra. Si por cualquier situación nuestra alma va como en procesión hacia la muerte, podemos gritar a aquel que tiene poder de parar esa procesión. Nos escuchará sin duda, porque el señorío que él ejerce es el de la misericordia (Ev).
Jueves XV Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Hay un yugo que aprieta, que asfixia, que esclaviza (1L). Es el yugo del enemigo, el cual nos es presentado disfrazado, nos es propuesto como una aparente forma de libertad, de prosperidad, de amor o de lo que andemos buscando. El término es el mismo siempre: la esclavitud. ¿La esclavitud ha sido abolida? Me atrevería a decir que hoy hay muchos más esclavos que en los siglos pasados. Pero cuando el yugo aprieta podemos… debemos buscar a aquel que puede romperlo y hacernos verdaderamente libres (Sal). Pero seremos libres recibiendo «otro» yugo (Ev), quizá para recordar que no nos pertenecemos a nosotros mismos, que hemos sido comprados a un precio muy alto. Cuando se vive bajo un yugo, o bajo el otro, la diferencia es enorme.
Miércoles XV Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
El mal ladrón, el peor de todos es aquel que por algún motivo intenta usurpar la gloria de Dios. En nuestra naturaleza pecadora resuena constantemente aquella primera tentación «seréis como dioses». El profeta nos pone de nuevo en guardia contra esta tentación, a veces muy solapada en nosotros (1L). La consecuencia de ello la vemos en el Salmo, aunque el mismo empieza a anunciarnos la buena noticia: Dios no es indiferente a nada, tampoco al sufrimiento que puede venirnos como consecuencia del pecado. El remedio es el mismo de siempre: «hacernos pequeños», volver primero a lo que somos (polvo), para descubrir lo que seremos (como Dios). Esto sólo es posible por un camino, el que Cristo ha abierto para nosotros.
Martes XV Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Es curioso contemplar cómo nuestras sociedad altamente tecnificadas y con progresos enormes se muestran constantemente débiles y temblorosas, por ejemplo ante el fenómeno del terrorismo. Es fácil que un sólo hombre paralice una ciudad o un país… Cualquier seguridad fuera de Dios no es otra cosa que una ilusión (1L). El salmo habla de una ciudad que «Dios ha fundado para siempre» (Sal). Esa ciudad no pertenece a una demarcación geográfica concreta, se trata de un pueblo (la Iglesia, los cristianos), que pone a Dios como cimiento de sus proyectos y decisiones, Esa ciudad no caerá, pase lo que pase. Pero la elección de Dios es un don y una misión. Si somos indiferentes a ello, aquella ciudad elegida puede terminar siendo como aquellas ciudades que, habiendo sido visitadas por Dios hecho hombre, no lo acogieron (Ev).
Lunes XV Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Dios no necesita nada, no le aportamos absolutamente nada. Es un grave error en el que solemos caer en la práctica de la religión. Por boca del profeta Dios nos hace saber que «falsedad y solemnidad» son incompatibles (1L). Rendir un culto vacío es peligroso para el espíritu, por eso, nada mejor que un corazón que no cesa de dar gracias a su Hacedor (Sal). Pero para que todo esto se realice es necesario establecer un orden de prioridad en nuestra forma de «amar» (Ev), quizá sea ese el origen del problema.
Domingo XVI Tiempo Ordinario (C) – Homilías
«Sólo una cosa es necesaria». Son palabras para todos, no sólo para las monjas de clausura. Si sólo una cosa es necesaria, quiere decir que las demás no lo son. Pero, por desgracia, ¡nos enredamos en tantas cosas que nos hacen olvidarnos de la única necesaria y nos tienen inquietos y nerviosos! Y lo peor es que, como en el caso de Marta, muchas veces se trata de cosas buenas. Las palabras de Jesús sugieren que nada debe inquietarnos ni distraernos de su presencia y que en medio de las tareas que Dios mismo nos encomienda hemos de permanecer a sus pies, atentos a él y pendientes de su palabra. Esta actitud de María, la hermana de Marta, se realiza admirablemente en la otra María, la Madre de Jesús. Ella es la perfecta discípula de Jesús, siempre pendiente de los labios de su Maestro, totalmente dócil a su palabra, flechada hacia lo único necesario.
Sábado XIV Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Dios ha mostrado su amor inmenso al profeta, retirando su culpa. ¿Acaso hay mejor preparación para la misión? Por eso Isaías no dirá palabras vacías, ha tenido una experiencia seria de Dios (1L). Dios es de por sí Rey, pero respeta las fronteras que querramos poner. No le impidamos que reine en nuestra vida (Sal). Quien ha tenido la experiencia de Isaías. Quien permite que Dios reine en su vida, no tendrá miedo de nada, su vida está segura (Ev).