Ser Iglesia, ser pueblo de Dios, según el gran designio de amor del Padre, quiere decir ser el fermento de Dios en esta humanidad nuestra, quiere decir anunciar y llevar la salvación de Dios a este mundo nuestro, que a menudo está desorientado, necesitado de tener respuestas que alienten, que donen esperanza y nuevo vigor en el camino.
mayo 2016
Domingo VIII Tiempo Ordinario (C) – Homilías
El evangelio siempre nos lleva a la interioridad, a lo profundo: no hay árbol bueno que dé fruto malo ni árbol malo que dé fruto bueno. Frente a la tentación de vivir las apariencias, de cara a la galería, Cristo nos invita a ser hombres que echan raíces en él (Col 2,7) para dar fruto bueno, nos impulsa a mirar el propio corazón para arrancar toda hierba mala.
Solemnidad Cuerpo y Sangre del Señor (Corpus Christi) – Homilías (C)
«Comieron todos y se saciaron». La eucaristía es el alimento que sacia totalmente los anhelos más profundos del ser humano. Cristo no defrauda. Él es el pan de vida eterna: «El que venga a mí nunca más tendrá hambre» (Jn 6,35). Él –y sólo Él– calma el ansia de felicidad, la necesidad de ser querido, la búsqueda de la felicidad… ¿No es completamente insensato apagar nuestra sed en cisternas agrietadas que dejan insatisfecho y que, al fin, sólo producen dolor?
Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, Fiesta – Homilías
Aprended de Aquel que se definió a sí mismo como manso y humilde de corazón, despojándoos para ello de todo deseo mundano, de manera que no os busquéis a vosotros mismos, sino que con vuestro comportamiento edifiquéis a vuestros hermanos, como hizo el santo patrono del clero secular español, san Juan de Ávila. Animados por su ejemplo, mirad, sobre todo, a la Virgen María, Madre de los sacerdotes. Ella sabrá forjar vuestra alma según el modelo de Cristo, su divino Hijo, y os enseñará siempre a custodiar los bienes que Él adquirió en el Calvario para la salvación del mundo.
Sábado VII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
La oración que nace del altar sagrado de nuestro corazón, se eleva con toda pureza, como el incienso, hasta el corazón de Dios.
Viernes VII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Jesús, respondiendo a una pregunta formulada por los fariseos para tenderle una trampa, condena el divorcio. Jesucristo, por encima de las concesiones hechas por la ley de Moisés, restaura la pureza original de la ley conyugal: no se atreva el hombre a separar lo que Dios ha unido.
Jueves VII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Amar la justicia no es otra cosa sino amar a Dios. Y como este amor de Dios va siempre unido al amor que se interesa por el bien del prójimo, el hambre de justicia se ve acompañada de la virtud de la misericordia.
Miércoles VII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
¿Quiénes somos nosotros para disponer de nuestra vida, como si fuera nuestra propia, y no de Dios? Ante lo caduco de la vida adhirámonos a la voluntad de Dios con toda confianza y trabajemos para él.
Martes VII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Como el hombre no puede servir a dos señores, así tampoco puede gozarse al mismo tiempo en el mundo y en el Señor. Estos dos gozos son muy diferentes y hasta totalmente contrarios. Cuando uno se goza en el mundo, no se goza en el Señor, y cuando se goza en el Señor, no se goza en el mundo. Venza el gozo en el Señor y disminuya continuamente el gozo en el mundo, hasta que desaparezca. Mala es la oración que va dominada por el egoísmo, y que no pretende sino satisfacer los deseos terrenales.
Lunes VII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
La verdadera sabiduría se otorga a los pequeños y se adquiere por don de Dios, no por el esfuerzo humano. Esta sabiduría no consiste en la abundancia de palabras, ni en la sutileza de los razonamientos, ni en el deseo de alabanza y gloria, sino en la verdadera y voluntaria humildad que nuestro Señor Jesucristo, desde el seno de su Madre hasta el suplicio de la Cruz, eligió y enseñó como plenitud de fuerza.