Jesús llamó a sus discípulos y escogió a doce» para enviarlos, sembradores de la fe, a propagar la ayuda y la salvación de los hombre en el mundo entero. Fijaos en este plan divino: no son ni sabios, ni ricos, ni nobles, sino pecadores y publicanos los que escogió para enviarlos, de manera que nadie pudiera pensar que habían sido arrastrados con habilidad, rescatados por sus riquezas, atraídos a su gracia por el prestigio de poder o notoriedad. Lo hizo así para que la victoria fuera fruto de la legitimidad y no del prestigio de la palabra.
julio 2015
Mt 9, 18-26: La hemorroísa y la hija de un personaje notable
La fuerza sanadora del Señor, contenida en su cuerpo, llegaba hasta el borde de sus vestidos. En efecto, Dios no era divisible ni perceptible para ser encerrado en un cuerpo; reparte sus dones en el Espíritu, pero no se divide en sus dones. Su fuerza se percibe por la fe en todas partes, porque es para todos y no está ausente en ninguna parte. El cuerpo que ha tomado no le ha disminuido su fuerza, pero su potencia tomó la fragilidad de un cuerpo para él rescatarlo… El Señor entra posteriormente en la casa del jefe, es decir, en la sinagoga…, y muchos se burlan de él. En efecto no han creído en un Dios hecho hombre; se han reído al escuchar predicar la resurrección de entre los muertos. Tomando la mano de la niña, el Señor ha devuelto a la vida a aquella cuya muerte no era ante Él más que un sueño.
Domingo XIV Tiempo Ordinario (B) – Homilías
… A Dios no hay que moverlo de sitio, ni llevarlo de camino, ni exigirle una presencia corporal, sino creer que Dios está presente en todas partes, íntegramente y siempre; que puede hacerlo con sola una orden, sin esfuerzo; infundir ánimo, no deprimirlo; ahuyentar la muerte no con la mano, sino con su poder; prolongar la vida no con el arte, sino con el mandato.
Mt 9, 1-8: Curación de un paralítico
«Levántate y camina». ¿Qué quiere decir, camina? Ve adelante, haz progresos en el bien obrar… Camina hacia el bien, avanza en la fe y en la pureza de las costumbres. ¡Canta y camina! ¡No te desvíes, no te eches atrás, no te quedes parado! ¡Volvámonos hacia el Señor!
Mt 8, 28-34: Los endemoniados de Gadara
También en la actualidad hay muchos endemoniados que habitan en sepulcros y cuya locura no hay quien pueda sujetarla: ni el hierro, ni las cadenas, ni la muchedumbre de hombres, ni las amenazas, ni los avisos, ni el terror, ni nada semejante. Porque cuando un lascivo se deja enredar por la belleza de los cuerpos, en nada se diferencia de un endemoniado. Igual que éste, discurre desnudo por todas partes: es decir, vestido pero despojado de las verdaderas vestiduras y de la gloria que se le debe; y no golpeándose con piedras, pero sí con sus pecados, mucho más duros que las piedras. ¿Quién habrá que pueda atar y apaciguar a un hombre que así tan desvergonzadamente procede, petulante y nunca en su pleno juicio sino siempre buscando los sepulcros? Porque sepulcro son las casas de asignación, llenas de hediondez y corrupción.