Cuando se lee hermanos del Señor, debe entenderse que se trataba de parientes consanguíneos de María, porque de ella no nació ningún otro. Así como en el sepulcro en donde estuvo el cuerpo del Señor no fue colocado ningún otro muerto, ni antes ni después, así las entrañas de María no concibieron ningún otro mortal, ni antes ni después de Jesucristo.
abril 2014
Domingo V Tiempo de Cuaresma (A) – Homilías
Aparte de la muerte física, hay otra muerte, que costó a Cristo la lucha más dura, incluso el precio de la cruz: se trata de la muerte espiritual, el pecado, que amenaza con arruinar la existencia del hombre. Cristo murió para vencer esta muerte, y su resurrección no es el regreso a la vida precedente, sino la apertura de una nueva realidad, una «nueva tierra», finalmente unida de nuevo con el cielo de Dios.
Jn 5, 31-47: La obra del Hijo (ii) – Salvar
Todo profeta debía poder justificar la autenticidad de su misión como enviado de Dios. Jesús reúne aquí los diversos «testimonios» en su favor todos ellos provenientes de Dios: el de los milagros (36), el del Bautista (33-35), el de los milagros (36), el del Padre (37-38), y el de las Escrituras. A pesar de estos testimonios los judíos se niegan a creer en él (40-44); serán acusados por Moisés mismo, en quien ponen su esperanza (45-47).
Jn 5, 17-30: La obra del Hijo (i)
El único Hijo dice: “No busco mi voluntad”; pero los hombres hacen su propia voluntad. Hagamos, pues, la voluntad del Padre, de Cristo y del Espíritu Santo, porque la voluntad de éstos es una sola, como uno solo es el poder y una sola es la majestad.
Jn 5, 1-16: Curación de un paralítico en la piscina de Betesda
Es mucho más el que Jesucristo curase las enfermedades de las almas, que el que sanase las enfermedades de los cuerpos que habrían de morir. Pero como esta alma no conocía a Aquél por quien habría de ser curada, y como tenía los ojos de la carne para ver las cosas corporales, y aún no tenía sanos los ojos del alma para que pudiese conocer a Dios -aunque oculto-; hizo lo que podía ser visto para que se curase lo que no podía verse. Entró en aquel lugar en donde había muchos enfermos, y de ellos eligió uno para curarlo.