Acuérdate de nosotros, bienaventurado José, e intercede con tu oración ante aquel que pasaba por hijo tuyo; intercede también por nosotros ante la Virgen, tu esposa, madre de aquel que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
marzo 2014
Mt 23, 1-12: Hipocresía de los fariseos
El sacerdote que es condescendiente consigo, pero que exige cosas graves de los demás, es como un mal repartidor de contribuciones en una ciudad, que se dispensa de pagar y carga a los demás.
Lc 6, 36-38: Misericordia y generosidad
…el que se ocupa en juzgar los defectos ajenos con severidad, nunca se hará acreedor al perdón de sus propios pecados.
Domingo II Tiempo de Cuaresma (A) – Homilías
En aquella transfiguración se trataba, sobre todo, de alejar de los corazones de los discípulos el escándalo de la cruz, y evitar así que la humillación de la pasión voluntaria conturbara la fe de aquellos a quienes se había revelado la excelencia de la dignidad escondida.
Viernes I del Tiempo de Cuaresma – Homilías
Nosotros, que diariamente tenemos necesidad de los remedios de la indulgencia, perdonemos sin dificultad las faltas de los otros. Si decimos al Señor, nuestro Padre: «perdónanos nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mt 6,12), es absolutamente cierto que, al conceder el perdón a las ofensas de los otros, nos disponemos nosotros mismos para alcanzar la clemencia divina.
Mt 7, 7-12: Eficacia de la Oración – La Regla de Oro
La petición, pues, tiene por objeto impetrar la salud del alma, a fin de que podamos cumplir lo que está mandado. Mas el acto de buscar se refiere a la adquisición de la verdad, pues una vez que se ha encontrado la verdadera vida se llega a su posesión, la cual sólo se abre al que llama.
Lc 11, 29-32: La señal de Jonás
Les da un signo, no del cielo, porque eran indignos de verlo, sino de lo profundo del infierno. Es decir, les da la señal de su encarnación, no de su divinidad; de su pasión, no de su glorificación.
Mt 6, 7-15: La verdadera oración. El Padre Nuestro
No oras para enseñar, sino que te arrodillas para que te hagas amigo de Dios por la continuación de tu súplica, para que te humilles en su presencia y para que te acuerdes de tu pecado.
Mt 25, 31-46: El Juicio final
En aquel juicio final serán juzgados a un mismo tiempo los hombres y los ángeles, porque por el poder divino se hará que a cada uno se le representen en su memoria todas sus obras (ya buenas, ya malas); y que sean vistas con admirable celeridad por la vista de la mente, a fin de que el entendimiento acuse o excuse a la conciencia.
Mt 4, 1-11 – Las tres tentaciones de Jesús en el desierto (Mt)
Cualquiera que seas, por grandes que sean las tentaciones que sufras después del bautismo, no te turbes por ello, más bien permanece firme. Pues has recibido las armas para combatir, no para estar ocioso. Y esa es la razón por la que Dios no te exceptúa de las tentaciones.