En vano purifican sus vasos, siendo así que descuidan el lavar las verdaderas manchas de sus cuerpos, esto es, las del espíritu.
febrero 2014
Mc 6, 53-56: Curaciones en Genesaret
Observemos cuánta era la fe de los hombres de la tierra de Genesaret, que no se contentan con tener ellos la salud, sino que avisan a otros pueblos de las inmediaciones, para que se apresuren a venir al médico.
Mt 5, 13-16: Sal de la tierra, luz del mundo
Así como los maestros, por su buena predicación, son sal con la cual el pueblo se condimenta, así por la palabra de su doctrina son luz, con la que iluminan a los ignorantes. Primero se debe vivir bien y luego enseñar. Por lo tanto, después de llamar a los Apóstoles sal, los llama también luz, diciendo: “Vosotros sois la luz del mundo”. La sal en su propio estado sostiene las cosas para que no se pudran, pero la luz conduce al perfeccionamiento ilustrando.
Domingo V Tiempo Ordinario (A) – Homilías
¿Cuál es ese candelero que lleva la luz? Os lo voy a enseñar. Sed vosotros mismos esas lámparas y tendréis un lugar sobre este candelero. La cruz de Cristo es un inmenso candelero de madera. Escucha y lo comprenderás: el candelero es la cruz de Cristo…
Mc 6, 30-34: Como ovejas sin pastor
Aprendamos también nosotros, cuando seamos mandados a algún ministerio, a no alargarnos ni extralimitarnos en nuestro cometido, sino a volver a quien nos envía y darle cuenta de todo lo que hemos hecho y enseñado.
Mc 6, 14-29: Herodes, Jesús y muerte de Juan Bautista
¿De dónde viene que Dios Todopoderoso abandone de tal modo a los que eligió a tan alta dignidad antes de los siglos, de manera que reciban semejante trato? Lo que sucede es que -como es evidente a la piedad de los fieles- los aflige tanto el Señor en el mundo para que se vea de qué modo los premia en el cielo, y los deja caer exteriormente en el desprecio, porque en lo interior los hace llegar hasta lo incomprensible. De aquí podemos concluir cuánto habrán de sufrir aquellos a quienes Dios reprueba, cuando aflige de tal modo en el mundo a los que ama.
Mc 6, 7-13: Misión de los Doce
Manda de dos en dos a sus discípulos a la predicación, porque son dos los preceptos de la caridad, el amor de Dios y del prójimo, y no puede existir ésta si no se da en ambos términos. De este modo nos insinúa que el que no tiene caridad para los demás, no debe de ningún modo tomar a su cargo el oficio de la predicación.
Mc 6, 1-6: Visita a Nazaret
“Y no podía hacer allí ningún milagro…” Las palabras no podía, deben traducirse por no quería; y no quería, no porque no pudiera, sino porque ellos eran incrédulos. En los milagros es necesario el poder del que los hace y la fe de los que son objeto de ellos, lo cual faltaba allí; por lo que no aceptó el Señor el hacer allí milagros.
Mc 5, 21-43: La hemorroísa y la hija de Jairo
Por esta mujer se debe entender la naturaleza humana, de la que mana el pecado que nos mata, porque viene, por decirlo así, a derramar la sangre de su espíritu. No pudo ser curada por los hombres de ciencia del mundo, esto es, por los médicos, ni por la ley, ni por los profetas. Pero lo fue inmediatamente cuando tocó la franja de Cristo, es decir, su carne. El que cree en el Hijo de Dios encarnado es el que toca la franja de sus vestidos.
Mc 5, 1-20 : El endemoniado de Gerasa (Mc)
«Los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos…» se significa por esto que los demonios entran en los hombres que viven como los puercos, revolcándose en el barro de la voluptuosidad, los despeñan en el precipicio de la perdición, y los ahogan en el mar de esta vida.