Lo que Dios ha juntado, haciendo del hombre y la mujer una carne, sólo Dios puede separarlo, y no el hombre ( 1Cor 7,10).El hombre es quien separa, cuando por el deseo de otra mujer deja a la primera y se va con otra. Pero cuando por servir a Dios, aunque se tenga esposa se vive como si no la tuviera, es Dios quien mueve al desprendimiento.
febrero 2014
Mc 9, 38-40: ¿Con Jesús o contra Él?
“Jesús dijo: No se lo impidáis…” En esto nos dice que no sólo no nos opongamos al bien de cualquier parte que venga, sino que por el contrario le procuremos cuando no exista.
Mc 9, 30-37: Segundo anuncio de la Pasión – ¿Quién es el mayor?
Ellos caminando disputaban sobre quién preside, Jesús sentándose enseñaba la humildad, porque los que presiden se fatigan y los humildes descansan.
Mc 9, 14-29: Jesús cura al endemoniado epiléptico
El Señor imputa al espíritu lo que ha hecho en el hombre diciendo: “Espíritu sordo y mudo”, porque nunca oirá ni hablará lo que oye y habla el pecador penitente. El demonio que sale de un hombre no vuelve más a él, si éste cierra su corazón con las llaves de la humildad y de la caridad y si ha obtenido que se le selle la puerta de la protección. El hombre curado se convierte como en muerto, porque se dice de la salvación: Sois muertos, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios.
1 Co 3, 16-23: El cuerpo templo del Espíritu Santo
La imagen del templo pone de relieve la participación de los cristianos en la santidad de Dios, su «comunión» en la santidad, que se realiza por obra del Espíritu Santo. La «comunión» en la santidad de Dios significa la santificación obrada en nosotros por el Espíritu Santo, en virtud del sacrificio de Cristo.
Lv 19, 1-2.17-18: Sed santos y amad, a imagen de Dios
La plenitud de la Ley, como la de todas las Escrituras divinas, es el amor. Quien cree haber comprendido las Escrituras, o por lo menos alguna parte de ellas, sin comprometerse a construir, mediante su inteligencia, el doble amor a Dios y al prójimo, demuestra en realidad que está todavía lejos de haber captado su sentido profundo. Pero, ¿cómo poner en práctica este mandamiento?, ¿cómo vivir el amor a Dios y a los hermanos sin un contacto vivo e intenso con las Sagradas Escrituras?
Domingo VII Tiempo Ordinario (A) – Homilías
El amor a los enemigos constituye el núcleo de la «revolución cristiana», revolución que no se basa en estrategias de poder económico, político o mediático. La revolución del amor, un amor que en definitiva no se apoya en los recursos humanos, sino que es don de Dios que se obtiene confiando únicamente y sin reservas en su bondad misericordiosa. Esta es la novedad del Evangelio, que cambia el mundo sin hacer ruido. Este es el heroísmo de los «pequeños», que creen en el amor de Dios y lo difunden incluso a costa de su vida.
Mt 5, 38-48: Amad a vuestros enemigos
Esta regla debe entenderse en este sentido: que aborrezcamos al enemigo por lo malo que en él pueda encontrarse (esto es, la iniquidad), y que amemos al amigo por lo que en él se encuentra de bueno (esto es, la racionalidad de una criatura racional).
Mc 8, 34—9, 1: Condiciones para seguir a Jesús
Sigue a Cristo quien va detrás de El y se conforma con su muerte, despreciando a los príncipes y a las potestades, bajo las cuales pecaba antes de la venida de Cristo.
Mc 8, 27-33: Profesión de fe de Pedro
Queriendo manifestar el Señor que era necesaria su pasión para la salvación de los hombres, y que sólo Satanás se oponía a ella para que no se salvase el género humano, llamó Satanás a Pedro, conociendo la oposición de éste a su pasión, y que era su adversario, puesto que Satanás significa adversario.