Para los cristianos, el sábado ha sido sustituido por el domingo, porque éste es el día de la Resurrección de Cristo. Como «primer día de la semana» (Mc 16, 2), recuerda la primera Creación; como «octavo día», que sigue al sábado, significa la nueva Creación inaugurada con la Resurrección de Cristo. Es considerado, así, por los cristianos como el primero de todos los días y de todas las fiestas: el día del Señor, en el que Jesús, con su Pascua, lleva a cumplimiento la verdad espiritual del sábado judío y anuncia el descanso eterno del hombre en Dios.
enero 2014
Mc 2, 18-22: Jesús en Galilea: discusión sobre el ayuno
“¿Por qué nosotros ayunamos, y tus discípulos no?” ¿Por qué? Porque para vosotros el ayuno es un asunto de ley. No es un don espontáneo. El ayuno en sí mismo no tiene valor; lo que cuenta es el deseo del que ayuna. ¿Qué provecho pensáis sacar de vuestro ayuno, si ayunáis contrariados y forzados por una ley? El ayuno es un arado maravilloso para labrar el campo de la santidad. Pero los discípulos de Cristo están situados de lleno en el corazón del campo ya maduro de la santidad; comen el pan de la cosecha nueva. ¿Cómo se verían obligados a practicar ayunos que ya son caducados? “¿Pueden, acaso, ayunar los amigos del Esposo mientras el Esposo está con ellos?”
Domingo II Tiempo Ordinario (A) – Homilías
Uno puede pensar: ¿pero cómo, un cordero, tan débil, un corderito débil, cómo puede quitar tantos pecados, tantas maldades? Con el Amor, con su mansedumbre. Jesús no dejó nunca de ser cordero: manso, bueno, lleno de amor, cercano a los pequeños, cercano a los pobres. Estaba allí, entre la gente, curaba a todos, enseñaba, oraba. Tan débil Jesús, como un cordero. Pero tuvo la fuerza de cargar sobre sí todos nuestros pecados, todos.
Mc 2, 13-17: Jesús en Galilea: vocación de Leví y comida con pecadores
Mateo responde inmediatamente a la llamada de Jesús: “Él se levantó y lo siguió”. La concisión de la frase subraya claramente la prontitud de Mateo en la respuesta a la llamada. Esto implicaba para él abandonarlo todo, en especial una fuente de ingresos segura, aunque a menudo injusta y deshonrosa. Evidentemente Mateo comprendió que la familiaridad con Jesús no le permitía seguir realizando actividades desaprobadas por Dios.
Mc 2, 1-12: Jesús en Galilea: curación de un paralítico
El Señor quiere salvar a los pecadores; demuestra su divinidad por su conocimiento de los secretos y por los prodigios de sus acciones. “¿Qué es más fácil decir: « tus pecados te son perdonados» o bien: «¿ Levántate y anda?» Aquí muestra una imagen completa de la resurrección, ya que, curando la herida del alma y del cuerpo, el hombre entero es curado.
Mc 1, 40-45: Jesús en Galilea: curación de un leproso
La economía divina de la salvación —como la ha revelado Cristo— se manifiesta indudablemente en la liberación del hombre de ese mal que es el sufrimiento «físico». Pero se manifiesta aún más en la transformación interior de ese mal que es el sufrimiento espiritual, en el bien «salvífico», en el bien que santifica al que sufre y también, por medio de él, a los otros…
Mc 1, 29-39: Jesús en Galilea: curación de la suegra de Pedro
¡Si Jesús se acercara a nosotros y con una sola palabra curara nuestra fiebre! Porque cada uno de nosotros tenemos nuestra fiebre. Que Jesús se acerque, pues, a nosotros, que nos toque con su mano. Si lo hace, la fiebre desaparecerá al instante porque Jesús es un médico excelente. El es el verdadero, el auténtico médico, el primero de todos los médicos. Sabe descubrir el secreto de nuestras enfermedades: él nos toca, no en el oído ni en la frente sino en las manos, es decir: en nuestras obras malas…
Mc 6, 34-44: Primera multiplicación de los panes
«Andaban como ovejas sin pastor…». Entre las corrientes contrastantes de su tiempo, no sabían dónde ir. Cuánta compasión debe sentir Cristo también en nuestro tiempo por tantas grandilocuencias, tras las cuales se esconde en realidad una gran desorientación. ¿Dónde hemos de ir? ¿Cuáles son los valores sobre los cuales regularnos? ¿Los valores en que podemos educar a los jóvenes, sin darles normas que tal vez no aguantan o exigirles algo que quizás no se les debe imponer? Él es la Luz.
Mt 4, 12-17.23-25: Vuelta a Galilea: Jesús enseña y sana
…todos los pecadores tienen siempre abierta una puerta de esperanza. «El hombre no se queda solo para intentar, de mil modos a menudo frustrados, una imposible ascensión al cielo: hay un tabernáculo de gloria, que es la persona santísima de Jesús el Señor, donde lo humano y lo divino se encuentran en un abrazo que nunca podrá deshacerse: el Verbo se hizo carne, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado. Él derrama la divinidad en el corazón enfermo de la humanidad e, infundiéndole el Espíritu del Padre, la hace capaz de llegar a ser Dios por la gracia»
Jn 1, 29-34: El testimonio de Juan (ii)
¿Por qué desesperas, hombre, teniendo por remedio y por paga a Dios hecho hombre, cuyo merecimiento es infinito? Y muriendo, mató nuestros pecados… Y aunque tantos hubiésedes hecho tú como el mismo demonio que te trae a desesperación, debes esforzarte en Cristo, Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo (Jn 1,29); del cual estaba profetizado que había de arrojar todos nuestros pecados en el profundo del mar (Mi 7,19), y que había de ser ungido el Santo de los santos, y tener fin el pecado, y haber sempiterna justicia (Da 9,24). Pues si los pecados están ahogados, quitados y muertos, ¿qué es la causa por que enemigos tan flacos y vencidos te vencen, y te hacen desesperar?