Digno era de verse al Salvador entre los ladrones, como la balanza de la justicia, pesando la fe y la infidelidad. El diablo había arrojado a Adán del paraíso, pero Jesucristo introdujo al ladrón en el paraíso, en presencia de todos, y de sus mismos apóstoles. Por una sola palabra y con sola la fe entró en el paraíso, para que nadie dudase de entrar a pesar de sus errores. Obsérvese la prontitud: desde la cruz al cielo, desde la condenación al paraíso; para que se sepa que el Señor lo hizo todo, no para demostrar la bondad del ladrón, sino su clemencia.
noviembre 2013
Domingo XXXIV Tiempo Ordinario (C) – Homilías
¿Cómo es posible considerar a un crucificado, a un fracasado humanamente, Rey del Universo? En Jesús crucificado se realiza la máxima revelación posible de Dios en este mundo, porque Dios es amor, y la muerte de Jesús en la cruz es el acto de amor más grande de toda la historia. Él es Rey porque nos ha amado hasta el extremo.
Viernes XXXIII Tiempo Ordinario – Homilías
«Él expulsó a los cambistas. Pero, ¿de quién son figura estos tratantes sino de los que procuran enriquecerse con los tesoros del Señor, no tratando de distinguir lo que es un bien de lo que es un mal? El gran tesoro del Señor es la divina Escritura, ya que en el momento de partir Él, distribuyó los denarios entre sus servidores y les repartió los talentos (Mt 25, 14; Lc 19,13)…
Lc 19, 45-48: Expulsión de los vendedores del Templo
Nuestro Señor mismo nos enseña lo que debemos hacer para que nuestro interior se convierta en una casa de oración, porque el hombre es verdaderamente un templo consagrado a Dios. Primero debemos echar de él a todos los vendedores, es decir, las imágenes y representaciones de los bienes creados y todo lo que significa satisfacción en las criaturas y gozos de la voluntad propia. Luego, hay que limpiar y purificar el templo con lágrimas. No todos los templos son santos por el mero hecho de ser casas habitables. Es Dios quien los santifica.
Mt 12, 46-50: El verdadero parentesco de Jesús
…si de veras estamos unidos por amor a su voluntad, nada desearemos que Él no desee, nada amaremos que Él no ame, y estando abandonados a su voluntad, nos será indiferente cualquier cosa que nos envíe, cualquier lugar donde nos ponga… Todo lo que Él quiera de nosotros no solamente nos será indiferente, sino que será de nuestro agrado.
Miércoles XXXIII Tiempo Ordinario – Homilías
¿Por qué no pusiste mi dinero en un banco? Hemos de hacer fructificar los dones que hemos recibido de Dios. Hemos de rendir cuentas de ellos al mismo Dios que nos los ha otorgado.
Mt 25, 14-30: Parábola de los talentos
Pues bien: escuchemos nosotros estas palabras; y mientras es tiempo aún, aseguremos nuestra salvación. Tomemos aceite juntamente con nuestras lámparas y coloquemos a rédito el talento recibido. Pues si acá fuéramos desidiosos y perezosos, en la otra vida nadie se compadecerá de nosotros, aun cuando miles de veces lloremos.
Lc 19, 11-28: Parábola de las minas
El colocar la moneda en un sudario, es tanto como sepultar los dones recibidos bajo el ocio de una muelle pereza. Pero lo mismo que dijo para excusarse se convirtió en su acusación. Por esto sigue: «Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te condeno». Es llamado mal siervo, porque fue perezoso en el cumplimiento de su deber, y soberbio en acusar el juicio del Señor…
Martes XXXIII Tiempo Ordinario – Homilías
“Zaqueo, baja, conviene que yo me detenga en tu casa… Querías verme al pasar, pues hoy me encontrarás habitando en tu casa”.
Lc 18, 35-43: El ciego de Jericó
El ciego no pide al Señor oro sino la vista, para que busquemos nosotros no las falsas riquezas, sino la luz que podemos ver solo nosotros y los ángeles, a cuya luz nos conduce la fe. Por esto dice muy oportunamente al ciego: «Ve, tu fe te ha salvado». El lo ve y lo sigue, porque practica el bien que conoce.