Pienso que la experiencia de Josué es también la nuestra. No todos hemos de suceder a un gran líder. Pero a todos nos llega –antes o después– el momento de asumir responsabilidades decisivas en los diversos ámbitos de nuestra vida: la familia, el trabajo, la sociedad, la Iglesia…
agosto 2013
Jn 13, 1-15: La última cena de Jesús con sus discípulos: El lavatorio de los pies
Dejó sus vestiduras el que siendo Dios se anonadó a sí mismo. Se ciñó con una toalla el que recibió forma de siervo. Echó agua en la jofaina para lavar los pies de sus discípulos, el que derramó su sangre para lavar con ellas las manchas del pecado. Limpió con el paño los pies que había lavado, el que confortó los pasos de los evangelistas con la carne de que estaba revestido. Y, para ceñirse con el paño, dejó primero las vestiduras que tenía. Mas para tomar la forma de siervo, cuando se humilló hasta la nada, no dejó lo que tenía, sino que tomó lo que no tenía. Para ser crucificado tenía que ser despojado de sus vestiduras; después de muerto envuelto en sábanas, y toda su pasión tenía que servir para purificarnos.
Lc 1, 26-38: La Anunciación
A María Virgen no se envía un ángel cualquiera, sino el arcángel San Gabriel. Procedía que viniese un ángel de los primeros a anunciar los misterios. Se le designa por su propio nombre, el cual muestra lo que vale en sus obras, pues el nombre de Gabriel significa “fortaleza de Dios”. Por la fortaleza de Dios había de ser anunciado el que, siendo Dios de las virtudes y poderoso en la guerra para vencer en todas las batallas, venía a destruir las potestades del infierno.
Jn 3, 7b-15: Entrevista con Nicodemo (ii)
A Nicodemo que, buscando la verdad, va de noche con sus preguntas, Jesús le dice: «El Espíritu sopla donde quiere» (Jn 3, 8). Pero la voluntad del Espíritu no es arbitraria. Es la voluntad de la verdad y del bien. Por eso no sopla por cualquier parte, girando una vez por acá y otra vez por allá; su soplo no nos dispersa, sino que nos reúne, porque la verdad une y el amor une.
Jn 20, 19-31: Apariciones a los discípulos
No fue casualidad que aquel discípulo elegido estuviese ausente, sino obra de la divina clemencia, para que mientras el discípulo incrédulo palpaba en el cuerpo de su Maestro las heridas, curara en nosotros las de nuestra infidelidad. Más provechosa nos ha sido para nuestra fe la incredulidad de Tomás, que la fe de todos los discípulos, porque mientras él, tocando, es restablecido en la fe, nuestro espíritu se confirma en ella, deponiendo toda duda.
1Pe 02, 04-09: El sacerdocio del Pueblo de Dios
Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real. Este título honorífico fue dado por Moisés en otro tiempo al antiguo pueblo de Dios, y ahora con todo derecho Pedro lo aplica a los gentiles, puesto que creyeron en Cristo, el cual, como piedra angular, reunió a todos los pueblos en la salvación que, en un principio, había sido destinada a Israel.
Lc 12, 13-21: No acumular riquezas
No quería despojarse de nada aunque no llegara a poder guardar todo lo que poseía. Este problema le angustiaba: «¿Qué haré?» se repetía. ¿Quién no tendría lástima de un hombre tan obsesionado? La abundancia le hace desdichado… se lamenta igual como los indigentes: «¿Qué haré? ¿Qué comeré? ¿Con qué me vestiré?» Eso es lo que dice este rico. Sufre su corazón, la inquietud le devora, porque lo que a los demás les alegra, al avaro lo hunde. Que todos sus graneros estén llenos no le da la felicidad. Lo que atormenta a su alma es tener demasiadas riquezas al rebosar sus graneros…
Jacob: el hombre que luchó con Dios
Sólo cuando ha reconocido su pecado, Dios le dice: «ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado contra Dios y contra los hombres, y has vencido». Dios le cambia el nombre. Israel significa: «Dios se muestra fuerte». En el valle de Yabboq ha quedado enterrado el «estafador embustero» y ha surgido un hombre nuevo marcado por el signo del poder de Dios.